lunes, 6 de septiembre de 2010

Ciudadanos pasotas.

Leía esta mañana la cabecera de un artículo de la revista Eroski Consumer a Joan Miquel Piqué, director general de Localret, en el que éste afirmaba que los ciudadanos nos hemos desentendido demasiado de nuestras administraciones. Me picó la curiosidad y empecé a leerlo. Comentaba a modo de resumen en qué consistía esta iniciativa de los ayuntamientos catalanes y de también hacía algunos comentarios generales sobre el impacto de las nuevas tecnologías de la información en la gestión de nuestras Administraciones Públicas.

He releído el artículo intentando encontrar algún desarrollo del titular del artículo, pero en vano. Algo toca aquí y allá, pero no he conseguido hilvanar adecuadamente cabecera con contenido y me he desilusionado un poco al concluir mi corta investigación. Porque si algo me interesa profundamente desde hace bastantes años en mi carrera profesional como funcionario local es el de la modernización administrativa. Recuerdo aún el impacto que causó en mí y en bastantes compañeros del IVAP y otras administraciones públicas la llegada al poder de Bill Clinton y de su vicepresidente Al Gore con su bestseller "reinventando el gobierno".

Para mí, y creo que para muchos, que seguimos con la misma ilusión en la brega diaria "funcionaril" pese a quien pese y mande el que mande, aquello no fue una moda pasajera, como suelo oír de otras cosas, por ejemplo, la calidad hasta hace pocos años, o ahora, la moda de la innovación. En otro momento abordaré este tema de las modas en las Administraciones Públicas, con sus vaivenes, mareas y pequeñas tormentas en la monótona vida de las personas que forman sus plantillas.

Con lo que acabo de comentar, creo que queda claro al lector o lectora, el motivo por el que me picó la curiosidad al leer esa cabecera. Y es que desde ya hace algunos años vengo sosteniendo la afirmación de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, y también que cada pueblo tiene la Administración Pública que se merece. No he ocultado en posts anteriores mi sana envidia por el modelo social nórdico, con una implicación activa en los asuntos públicos, y no tanto en su faceta política ( que también...). Así me lo dice habitualmente mi buen, luchador e inteligente amigo Ramón B. "aquí no hay nada que hacer, que estamos rodeados de borregos...".

Reconozco que estas expresiones pueden sonar fuertes, pero a mí me sirven para centrar el problema en el ciudadano, así, sin adjetivos, como mucho añadiría el ciudadano corriente, el que trabaja, paga sus impuestos, disfruta de su ocio y ... poco más. Por desgracia, poco más se puede añadir a la gran mayoría. Para apoyar sus ideas, hace tiempo me recomendó un libro titulado "Democracia vergonzante y ciudadanos de perfil" de Ramón Soriano y Luis de la Rasilla. Confieso que comencé a leerlo y me gustaba pero no es un libro de lectura fácil, y por la dichosa crónica falta de tiempo que padecemos no pude terminarlo con una lectura sosegada y un redactando un pequeño resumen ( un mapa mental, que son los que a mí me gusta más hacer ). Ahora lo he retomado y descubro para mi decepción interior, que estamos incluso peor que estábamos. Confirmo una de las tesis de los autores: CIUDADANOS AUSENTES, o como dicen ellos también CIUDADANOS DE PERFIL.

Ahora bien, la pregunta que me hago a mí mismo y para el resto del que me siga en este blog es si realmente alguna vez ha habido ciudadanos presentes, activos, interesados en la res publica, en la cosa pública, y por tanto en el funcionamiento de las Administraciones Públicas. Sólo puedo aportar mis impresiones fruto de mi experiencia laboral en la Administración Pública y también de mi propio perfil de ciudadano más o menos activo social y políticamente, que me conducen a sostener la negativa de tal existencia. No creo que haya habido suficiente "masa crítica" en cuanto a ciudadanía activa en este país desde la Ilustración. Podemos recordar todos los vaivenes políticos en el siglo XIX y la trágica guerra civil del XX que cercenaron violentamente una y otra vez cualquier evolución lógica del paisano en ciudadano. Y así estamos ahora, de ahí partimos...Por eso no es de extrañar que los paisanos estén de perfil, y renuncien a convertirse en ciudadanos activos...por si las moscas!!!

Pero como no quiero terminar de un modo persimista, que no haga honor a mi conocido voluntarismo con aportación de propuestas positivas y realizables, permítanme que termine de leer el libro citado, para a mi vez, repasar sus propuestas y hacerlas mías o criticarlas y reformularlas en su caso. Tiempo muerto!! Gracias.

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