jueves, 25 de abril de 2013

El fachadismo y la política de cáscaras vacías (nuestras elites 4ª entrega)

Terminaba de escribir mi última entrada en este blog mientras nevaba, a finales de febrero y vuelvo a sentarme delante del lienzo en blanco del formulario de edición de blogger con una desastrosa helada tardía en los campos que rodean nuestra casa, entrando ya en el segundo mes de esta primavera de 2013 tan extraña.

Han pasado casi dos meses sin escribir, aquí, porque no ha sido así en otras partes, en otros entornos. Efectivamente, en este tiempo, mi jornada laboral ha tenido un comportamiento muy elástico, para sufrimiento de mi Santa, en el que he tenido que revisar un sistema de gestión, "mi-nuestro" sistema de gestión, precisamente en su revisión anual, es decir, el paso por la ITV del auditor que con otra mirada crítica, más neutra y alejada de nuestro día a día lo percibe, nos percibe, tal vez como lo que somos, un pequeño departamento de una pequeña Administración Pública con muchas ganas, mucha ilusión y poco impacto real, tangible y tractor.

He tenido que escribir bastante, reflexionando sobre tantas y tantas iniciativas, proyectos, no conformidades y observaciones que el auditor nos encajó en 2012, así como realización de mediciones, revisión de datos de esas mediciones, pero sobre todo, observando realmente cómo nos fue en 2012 y si hemos sido capaces de avanzar en la mejora continua de lo que tenemos obligación de hacer. El resumen del auditor ha sido bueno, no de sobresaliente, pero el hecho de que alguien ajeno a nosotros te reconozca esos avances y te señale las evidencias que ha encontrado para afirmarlo, anima, mejor dicho, nos reanima y convence de que podemos y debemos seguir así.

Y es precisamente esta severa revisión, en forma de auditoría simultánea según ISO 9000 e ISO 14000, la que me ha conducido a pensar en una comparación, que como cualquier comparación puede ser odiosa si no se toma como lo que debe ser, una oportunidad de mejora. Lamentablemente les adelanto a los lectores de esta entrada de mi blog, que el sujeto no resiste la comparación: la clase política dirigente vasca, española y europea (y no sigo ampliando geográficamente el alcance porque realmente lo desconozco en gran medida). Efectivamente me propuse comparar un sistema de gestión profesional auditable y auditado por una tercera parte de acuerdo con unos principios y una metodología de contraste, que busque evidencias respecto a lo que el auditado dice, proclama a los cuatro vientos y lo que realmente se puede hallar que confirme que es cierto, que lo hace o lo ha conseguido o al menos está en camino de lograrlo, y por otra parte la "pseudo-metodología" de trabajo de la clase política dirigente en el alcance antes citado.

Se preguntarán por qué la he tomado con ellos y ellas, políticos y políticas de todos los niveles de gobierno, así en general, tan contundente, tan exagerado, tan aparentemente injusto. Pues siendo breve en la descripción léxica, lo soy por su "fachadismo" gubernativo. Se me ocurrió el neologismo hace unas semanas escuchando una más de las promociones de una cercana Administración Pública con marcado autobombo de cornetín de los viejos pueblos castellanos que comenzaba con un "se hace saber de parte del señor Alcalde..." . Pero por pura precaución y falsa modestia  he pensado que tal vez no fuera tal neologismo, sino que la proverbial imaginación ibérica habría dado a luz ese término antes que yo. Google para eso es una maravilla, así que introduje la palabra  a secas y si que apareció, nada más y nada menos que la Real Academia de la Lengua Española respondiéndome con un término exacto al buscado "fachadismo: Política administrativa gubernamental que se contenta con aparentar que actúa". Vaya por Dios, no sólo existe sino que además la definición es perfecta para lo que quería transmitir, que se contenta con aparentar que actúa.

Bueno, tal vez la definición sea muy clara, evidente, pero siento que debo realizar un pequeño análisis de la misma y llevarla al contexto de la situación política actual en el viejo continente.La primera parte de la definición es decisiva, al decir que tiene apariencia de consistencia, que se trata de una política administrativa gubernamental, centrando el problema en los que detentan el poder, en los partido políticos y sobre todo en lo que ahora se llama políticos profesionales que "okupan" las sedes de los propios partidos. Pero hay algo que no me acaba de gustar, la mezcla inmiscible de administrativa y de gubernamental aplicada a una política (tal vez sea por ser un funcionario que distingue demasiado bien lo que es política de lo que es administrarla). Por tanto, lo dejaría en política gubernamental, administrada de tal forma que se contenta con aparentar que actúa. Sí, definitivamente sí parece que queda más claro el concepto...hasta que lo releo y sigue sin gustarme porque hay algo terrible por incoherente al susurrarle al oído del General su miniYo, que la política gubernamental no existe, es tan sólo superficial, o como se dice vulgarmente en español "de fachada para afuera", política de cáscaras huecas, sin pretender actuar, aparentando, sólo aparentando, que algo es, la política gubernamental, cuando realmente no es más que política de fachada, de engaño, por mucho que pensemos noble e ilusamente, que no pretendían engañarnos.

Pasemos por tanto, sin más preámbulos a la comparación. Por comenzar por algo, los sistemas de gestión auditables exigen la preparación de un manual de funcionamiento y de unos procedimientos de trabajo, la delimitación clara de quiénes son tus grupos de interés, cuáles son tus políticas o grandes principios guía, así como el establecimiento de recursos humanos, económicos, de conocimiento para llevar a cabo los fines propuestos. La estrategia a medio y largo plazo se hace imprescindible así como disponer de un cuadro de mando potente, con indicadores que reflejen la situación de partida y la progresión del impacto de tus medidas de desarrollo de la estrategia. En fin, no quiero aburrirles con tanta jerga técnica de gestión operativa.

Y frente a esa profesionalización de la gestión pública, nos encontramos a lo que tenemos realmente, la sórdida realidad vasca, española, europea de las política gubernamentales que proclaman a bombo y platillo y que se caracteriza  por su necesidad de inmediatez,  por su oportunismo malintencionado y por su nula intención de ejecutividad práctica.

Ejemplos que apoyan esa caracterización:

La necesidad de inmediatez: para ahora mismo, sin planes estratégicos y de despliegue operativo, sin indicadores estratégicos ni de eficiencia, de eficacia, etc. Todo vale con tal de salir en la televisión, en la radio, en cualquier rueda de prensa "muda" en la que no se aceptan preguntas de los periodistas por si acaso, algún avispado o avispada hace la pregunta que yo me haría...¿y todo eso quién, cuándo y sobre todo cómo y con qué medios? Pero ahí les tenemos adelantando el normal proceso de preparación de cualquier decreto regulador de ayudas, yendo a uña de caballo, sin poder probar ni programas informáticos, ni preparación del personal, sin pruebas de imprenta, y sin nada, ya que la presentación en sociedad, ante los medios estaba ya fijada de antemano. Por supuesto, para estos políticos de cáscara hueca y relumbrón, figurines de portada, esto es lo importante, salir en los medios, a ser posible más de una vez a la semana...dinamismo juvenil, señoras y señores,  que haya movimiento, que no les vean parados, pensando, reflexionando sobre lo que tienen que dirigir y gobernar. No eso no da réditos políticos...se busca lo inmediato. Es la política del cortoplacismo.

El oportunismo malintencionado: pisándose los papeles y los planes entre amigos y enemigos, como por ejemplo en la Junta de Extremadura que gana un pleito en los Tribunales e inmediatamente salta al ruedo el gobierno central en España con el anuncio de un "futuro" nuevo impuesto estatal de tipo CERO. Ya no es que presenten a los medios lo que el BOE anuncia, sin aportar la visión política necesaria y fundamento de esa medida, sino que anuncian que van a comenzar a preparar la contramedida. Qué vergüenza. No se puede caer más bajo en la utilización del poder para hacer "la nada" intentando robar el protagonismo a otro gobierno. Aquí  hay una realmente una mina de noticias en las hemerotecas, y lo que está por llegar,por ejemplo con la declaración del Diputado General de Bizkaia acerca de un superavit presupuestario en 2012, que permite adelantar los compromisos de financiación al Bilbao Basquet, mientras que un muy nutrido grupo de empresarios autónomos reciben una carta que les dice que no tendrán la subvención solicitada para ayudarse a iniciar su proyecto de empresa por precisamente lo contrario "falta de crédito presupuestario". Son así de oportunistas, lo que ayer faltaba, hoy sobra, y donde dije "digo" hoy digo "Diego".

La no ejecutividad de lo que anuncian, con carencia informativa precisamente de la metodología y los recursos materiales, humanos, organizativos y de conocimiento que serán necesarios para implantarlo. En este país hemos sido capaces de aprobar leyes y más leyes que no tienen soporte presupuestario para su realización. ¿De qué sirve tener en vigor una Ley que no se puede ejecutar? Y eso que el actual Presidente del Gobierno de España en plena campaña electoral se ufanaba de que él haría pocas leyes pero que se cumplirían. Cómo se puede tener tan poca vergüenza. Y en esto, todos los niveles de gobierno en Europa están a la par, y si no, preguntémonos como desde la Comisión Europea son incapaces de coordinar los ámbitos de la Política Regional de Cohesión y la Política de Investigación e Innovación (para quien desee ampliar esta información le recomiendo que lea el interesantísimo artículo de José Antonio Varela Alonso en la revista EKONOMIAZ nº82).

Como ven, es una caracterización en la que podría extenderme, pero creo que les aburriría y eso no es el propósito de este blog: criticar proponiendo. Lo que pasa es que en esta ocasión la propuesta es bien simple:

1. Prohibir la aparición en ruedas de prensa de los políticos que gobiernan y que no gobierna, salvo si retransmiten las sesiones de las cámaras legislativas. ¿Por qué no hacemos un Gran Hermano en el Congreso, llenándolo de cámaras ocultas y conectándolo las 24 horas a un canal de TV gratuito?

2. Eliminar las partidas publicitarias de los presupuestos. Sólo sirven para autopromocionarse. Mejor lo dejamos al boca a boca de la calle, y nos ahorramos unos buenos euros.

3. Eliminar los gastos de representación de los políticos. No entiendo por qué deben pagar a nadie la comida, la bebida o el hotel o lo que sea. Que se queden en la oficina trabajando y dirigiendo a su equipo...ahhh, que son funcionarios. Vaya por Dios!!!

Seguro que les parecen poca cosa, pero para ir abriendo boca no está mal. Hasta pronto, que volveré con la quinta y última entrega de esta pentalogía de las élites que nos malgobiernan: los empresarios, aunque limitado su alcance al territorio ibérico.