jueves, 11 de agosto de 2011

Sin rumbo...

Me llegó a mi correo una pequeña cita del libro La  rebelión de Atlas (Atlas Shrugged en su versión original en inglés) de la filósofa y escritora estadounidense de origen ruso)Alissa Zinovievna  Rosenbaum, más conocida bajo el seudónimo de Ayn Rand, ya fallecida, que dice:

 "Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen  contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se  convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada."
Ayn Rand  (1950)

Me decía la persona que me lo envió que se podía aplicar perfectamente a la situación de España. Yo creo incluso que se puede aplicar a la situación de todo el planeta, tanto primer mundo como el tercero, una vez que el segundo desapareció con la caída del bloque soviético. Por cierto, algunos mencionan incluso al Cuarto mundo, es decir, territorios sin Estado, con desgobierno absoluto, en caos permanente: Somalia, Zimbawe, Sudán, Afganistán, Libia...

Si nos paramos a pensar detalladamente en lo que nos menciona Ayn Rand, comprobamos que efectivamente, tenemos municipios e incluso autonomías donde se ha perdido el rumbo completamente: presupuestos incumplidos, prebendas inaceptables, privilegios de clase recuperados (educación de pago)...

Noruega, donde un loco liquida a 80 personas porque son de izquierdas y porque los de izquierdas defienden la integración racial en su país.
Somalia y Kenia al borde del colapso humano, en medio de una hambruna gigantesca.
Israel con manifestaciones para recuperar derechos sociales.
Siria, donde te matan a bombazos por pedir tus libertades políticas.
Chile donde las clases medias y bajas piden educación universal y gratuita ya que todo fue privatizado por los neoliberales de la etapa de la dictadura de Pinochet.
Oleada de robos en Inglaterra: jóvenes sin futuro y sin ideales que prefieren robar móviles y zapatillas deportivas a pequeños comerciantes, antes que asaltar bancos y repartir las ganancias entre los más pobres.
La Unión Europea debatiéndose entre ampliar los recortes sociales o endeudarse a cualquier precio.
Estados Unidos al borde de la bancarrota porque el ala más dura del partido republicano (Tea Party) se empeña en no aceptar subidas de impuestos a los más ricos.

Y mientras tanto los especuladores campando a sus anchas por todo el planeta, acaparando oro, petróleo, materias primas, todo lo que suponga pingües beneficios a corto plazo, ahora que los mercados bursátiles están de capa caída, en una espiral descendente que parece no tiene fin.

Pinta todo muy negro en estos primeros días de agosto. ¿A dónde vamos Humanidad enloquecida? No quiero pecar de pesimismo, porque ya lo hacen el resto de analistas y pensadores que suelo escuchar con atención en los medios de comunicación libres. Soy de la opinión de que como cualquier gripe o infección grave, existe un momento de crisis, de punto máximo que alcanza la fiebre y a partir de ahí, o te mueres o tu cuerpo reacciona y te recuperas. Puesto que estamos hablando del Planeta, su muerte no está contemplada aún por mí, y si se diera, poco podríamos hacer salvo meternos en algún agujero esperando a que escampe sin que nos hayan matado antes. Pero si vamos a la segunda opción, la de la Vida, entonces debemos ir pensando en qué hacer para que no vuelva a ocurrir.

Vengo insistiendo desde esta tribuna (suena muy profesional...;-) en que la ola neoliberal (a veces lo dramatizo calificándolo de tsunami en lugar de ola) que nos ha impactado en la cara, cuerpo y extremidades, además de en el bolsillo, viene de muy atrás. Los expertos consultados hablan incluso de los años 70. El reaganismo y el thatcherismo fueron sus puntas de lanza, y algunos laboratorios repartidos por el planeta sirvieron para ir anticipando los resultados reales de esas nuevas propuestas políticas (Chile  suele ser el ejemplo paradigmático). Lo cierto es que el monstruo creado en los 90 y muy crecidito en la primera década del siglo XXI nos está devorando sin piedad. La deslocalización de empresas, por ejemplo, está desertizando industrialmente a países que tecnológicamente no están en la punta, con productividad baja y salarios más altos que los chinos o indios (lo que no es nada difícil). Cierres y más cierres, y lo peor que sin formación avanzada, sin esfuerzo, no hay productividad,  no hay posibilidad de competir, y por tanto, su destino está ya escrito.

El empobrecimiento de las clases medias europeas no ha hecho sino comenzar. El crédito a las empresas está cortado o es muy débil, y por tanto, los negocios apenas si pueden invertir en mejoras tecnológicas o nuevas líneas de negocio. No pueden contratar a jóvenes preparados (los que lo están, los que se han esforzado en estar a la última) o los salarios que pueden ofrecerles son bajos, lo que conduce a un índice de sustitución de personal elevado o muy elevado, algo malísimo para el empresario/a.

Y en medio de todo ésto, los gobiernos más fuertes, Estados Unidos, Gran Bretaña y Alemania, no dudan en aplicar las mismas políticas monetarias que condujeron a la profundización de la crisis de 1929. Volvemos a repetir el error, y al igual que entonces, por no querer admitir que los muy, muy ricos no pueden serlo en sociedades avanzadas, que no está justificado moralmente, pero tampoco técnicamente, que la diferencia salarial sea de 1000 a 1 entre el Presidente de una multinacional y un empleado de base, y mucho menos cuando no hay responsabilidad de ningún tipo en caso de cometer errores de bulto en la gestión.

Junto a ésto, nosotros mismos, invertimos hace años nuestros ahorros en planes de pensiones que ahora no valen nada o muy poco, sin saber muy bien qué es lo que estamos comprando, porque eso  mismo es lo que hacemos, comprar ahora para vender luego cuando nos jubilemos. El engaño está bien preparado, pero desde el punto de vista social es insostenible ya que produce la rotura de la propia sociedad entre los que han  invertido en fondos de pensiones y los que no han podido (porque nadie en su sano juicio pasaría la oportunidad de invertir algún sobrante de su salario anual, si es que lo tiene). Cada vez son más los que no pueden, y cada vez son más fuertes los fondos de pensiones, acosados a su vez con la obligación de ganar más y más dinero para los que podrán reclamar sus pensiones privadas.

Pero quién sabe realmente dónde va el dinero que pone en un fondo...La maraña de interconexiones y participaciones societarias hace imposible trazar ese camino. Lo que intuyo, porque no lo puedo demostrar con cifras, es que esos mismos fondos se vuelven contra los propios inversores, manipulados consciente o inconscientemente por sus gestores, en un mundo interconectado y extramadamente volátil, totalmente imbuido del valor del dinero, y sólo del dinero, que únicamente responde a la "regla del máximo beneficio caiga quien caiga", sea una persona, un colectivo o incluso un país completo. La realidad es que estamos en manos de gángsters de cuello blanco que utilizan armamento económico para destruirnos y aniquilarnos socialmente.

Llega el momento de las propuestas, no podía ser menos en este blog. Precisamente a raíz de la lectura de la entrevista a Cristina del Valle, en la revista Emprendedores de Julio de 2011, recogí una idea que me gustó muchísimo. Hablando del movimiento 15-M, de qué pensaba ella sobre su futuro, contestaba que podía llegar a convertirse en una especie de comité ético de control ciudadano de los gobiernos. No me parece nada mal, conocidos los cientos de casos de corrupción que vemos a diario entre los políticos que nos dirigen, algunos bordeando el delito penal, pero en cualquier caso, rebasando lo que todos admitimos como moralmente censurable. ¿O no?

Pues esta última pregunta retórica viene al caso de cómo alguien imputado, puede presentarse en listas electorales que él mismo controla, mediante el apoyo de otros más que están en su misma situación. Pero lo peor es ver cómo una masa de ciudadanos libres vota a esa opción o partido político y gana por mayoría absoluta.

Digan lo que me digan ustedes, algo falla en todo este asunto. Es cierto que somos libres de votar a quien queramos, pero cuando decidimos votar a personas que están imputadas y que terceras partes que tienen la misión de juzgar imparcialmente (poder constitucional independiente) deciden acusar formalmente a esas personas, entonces, entonces...es que algo falla en nosotros mismos, incapaces de distinguir lo moralmente bueno y lo malo, entre la defensa de lo público, de lo que es de todo/as.

Viene pues a colación, recuperar una idea y proyecto real que ha sido vilipendiado y maltratado por muchas personas, muchos educadores y sobre todo muchos políticos: educación para la ciudadanía. Se desarrolló incluyéndole en el currículo escolar. Lamentablemente todo lo que suena a asignatura obligatoria acaba siendo odiada por los alumnos, fastidiosa para los profesores y quebradero de cabeza para los padres. Quizá sea el momento de relanzar la idea, pero para toda la ciudadanía, mediante programas audiovisuales, similares al "Tengo una pregunta para usted señor presidente". Nos falta sentar bajo los focos a ciudadanos con perfil público y someterles a un tercer grado por parte de ciudadanos de a pie, sin complejos en preguntar y analizar el fondo de la cuestión, y sobre todo de compararnos con nosotros mismo y con  lo que haríamos en esas circunstancias, y finalmente de las consecuencias que todo ello tiene para lo que es público y de todos.

Si no sabemos siquiera que es nuestro, ¿cómo vamos a cuidarlo de los ladrones?