miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cabezas de turco...

...y nosotros sin saberlo. Vaya, vaya, que si lo llego a saber le pido al Olentzero un gorrito turco, creo que se llama fez, en honor a la ciudad marroquí donde parece ser que lo inventaron. Todo sea por morir decapitado con dignidad.

Y se preguntarán ustedes por qué me pongo así, tan melodramático. Pues porque veo cómo se van acercando las elecciones municipales y de paso, aquí en el País Vasco, las forales, y el panorama de candidaturas que tengan entre sus objetivos políticos, la dinamización del funcionariado y la modernización de las Administraciones Públicas, brillan por su ausencia, como dirían los clásicos.

Llevamos padeciendo una buena racha de atropellos y desdenes hacia lo Público desde las propias tribunas políticas, y de sus ocupantes, siempre provisionalmente (que parece que no se acuerdan nunca de ese punto, especialmente si repiten mandato) , que ahí no se queda nadie para siempre, salvo algún que otro dictador omnipotente en el uso de la guadaña hacia los opositores. La llegada de la crisis económica actual, e incluso sistémica según algunos líderes de opinión, ha abierto la caja de los truenos en lo que respecta a poner el foco de atención en el funcionariado, como principal agente demoníaco, cabeza de turco, saco de golpes, o como mejor ustedes quieran denominarlo, un sector privilegiado.

Agitando sus marmitas de pútrido caldo, escuálido por demás, sin ideas de ningún tipo respecto a lo que debe ser lo Público, la cosa púbica (res publica), comienza a aparecer en el horizonte, listillos que sí que lo tienen claro: lo que es de todos, no es de nadie, ergo...me lo apropiaré.

Hay algunas modos sencillos de apropiarse de lo público. Tenemos el caso de las externalizaciones. Palabro de lo más desafiante para la mayoría del pueblo no experto en materia de gestión económica. Consiste en liquidar a los funcionarios con la excusa de que son carísimos de mantener y están llenos de privilegios (por cierto, siempre menos de los que tienen los que les mandan) y "subastar" al mejor postor un contrato de servicios. La idea, claramente neoliberal, se ha venido practicando desde hace un tiempo, y los resultados son claramente desastrosos, pese a que queden difuminados en los presupuestos en otras partidas que antes no existían (cambios de partidas del capítulo I al II)

Por supuesto que ningún político hará las cuentas "completas" de los cambios realizados, de los servicios externalizados. Pero no los harán porque realmente no pueden hacerlas, y en algunos casos no saben, y si saben no quieren. Pongámonos por ejemplo el caso de la limpieza de edificios públicos. Lo externalizan para ahorrarse puestos de trabajo de personal funcionario de categoría E, limpiadores específicamente. El argumentario para tomar la medida se basó en el descontrol absoluto del tiempo de trabajo de los limpiadore/as. Que si bajas, que si vacaciones, que si esto, que si lo otro...el mismo argumento que se está utilizando ahora: falta absoluta de interés por tomar medidas relativas a la gestión del personal de las Administraciones Públicas que tenga en cuenta el rendimiento de cada persona, su esfuerzo personal por hacer mejor su trabajo cada día, por cumplir con sus tareas, las que les encomiendan, por reconocer su buen hacer, por facilitarle su desarrollo profesional y a ser posible una carrera digna dentro de la Administración correspondiente a la que pertenece.

La decisión se tomó, y no hubo vuelta atrás...y eso también es algo malo en sí mismo. Cualquier medida de tal envergadura debiera someterse al análisis de los resultados y a una evaluación permanente de si es conveniente seguir por ahí o no. Aún así, ellos, nuestros políticos, siguen y siguen, pese a que los que sí que analizamos el resultado de sus medidas de antaño comprobemos que ha sido un completo desastre.

Sigamos con el caso de la externalización del servicio de limpieza. Los trabajadores forales se van jubilando y en los nuevos centros de trabajo, directamente aparecen empresas subcontratadas que nos traen a su equipo de trabajadores. Hasta aquí parecería algo bueno, ¿verdad amigo/a lector/a? Pues no, lamento tener que desilusionarle. Al poco tiempo de empezar este nuevo sistema descubrimos que el periodo de contrata termina, pero el trabajador que hemos conocido hace poco y que sustituyó a nuestra vieja compañera jubilada, se queda, que no se va con su antigua empresa. Y he dicho bien, es antigua empresa, porque le acaban de subrogar como trabajador/a de la nueva empresa que ha ganado la contrata para este año.

El alucinante momento en el que descubro esto que les cuento fue para inmortalizarlo. Claro está que hubo funcionarios que no se mostraron tan contentos: quienes limpiaban su mesa y su zona de trabajo no eran precisamente muy buenos en su labor, y de este modo no habría modo de deshacerse de ellos. Atrapados en el ascensor!!!!!! Los Juzgados de lo Social (su jurisdicción es diferente a la de los funcionarios, y para la Administración realmente peor, puesto que es una jurisdicción que resuelve con prontitud encomiable frente a la lenta jurisdícción contencioso-administrativa) siempre dan la razón al trabajador: se queda en su puesto, aunque cambie la empresa subcontratada. Por arte de magia, aquella decisión de desprenderse de personal fijo en forma de funcionarios se había vuelto como un boomerang contra las propias Administraciones Públicas que la impulsaron. Teníamos de nuevo personal fijo en plantilla (o como demonios quieran llamar a esa figura de puesto de trabajo asociado a un edificio). El mundo al revés...pero al revés y a peor. ¿Que por qué lo digo? Sigan leyendo que no tiene desperdicio.

Pues a peor, porque antes esos funcionarios dedicados a limpieza tenían un jefe o una jefa funcionario/a que ejercía el mando sobre ella y que podía incluso (algo harto improbable) tomar medidas disciplinarias si no cumplía con sus obligaciones, pero además podía incorporarle a los planes de formación específica, o a controlar los consumos de materiales de limpieza necesarios...y así un largo etcétera. Ahora ya no es así...ahora tenemos a un jefe de contrata, encargado de dirigir a estas personas, pero que no está en el edificio habitualmente. Por supuesto que cada comienzo de periodo de contrata era y es un sinvivir para estos limpiadores, porque tienen nuevos jefes o coordinarores, y a lo mejor no les es tan fácil llevarse bien con ellos, o son más exigentes...Según pasan los años, sin embargo, el estrés se diluye, a la vista de que realmente son intocables, tanto para las contratas como para la Administración que les acoge en sus edificios.

Pero algún político o algún otro defensor de estas prácticas neoliberales me dirá que al menos, ahorramos en los sueldos estratosféricos de los funcionarios. Pues no, de nuevo niego la mayor! De eso nada de nada, que para ello sus sindicatos consiguieron meter un buen gol a los políticos que dirigen nuestras Administraciones: nada más y nada menos que la equiparación laboral con puestos equivalentes de funcionarios. Es decir, hablando en plata, que un trabajador/a limpiador/a de la contrata, fijo en un edificio público (tengo que remarcarlo continuamente), gana lo mismo que un limpiador/a funcionario/a de esa misma Administración.

Recuerdan ahora los motivos iniciales de la externalización: ahorro y más ahorro. Pues de ahorro nada de nada, y peor aún, porque antes como funcionarios, estaban bajo la bota de la correspondiente Dirección General de Función Pública que le correspondiera, o del Alcalde de turno si hablamos de pequeños Ayuntamientos. Pero ahora no, es un trabajador/a privilegiado en cuanto a salario (porque los funcionarios lo somos, al menos en el País Vasco), accediendo al puesto por los caminos más insospechados e inconfesables, abierto a todo tipo de corruptelas, porque si por casualidad se jubila una de esas personas, el nuevo puesto se lo rifan un montón de candidato/as que llegan a tener noticia del evento (no se transforma en hereditario por puro milagro), estando al margen la Administración Pública que ve que le encajan a una nueva persona fija sin poder decir "esta boca es mía".

Pues sí señores y señoras, que hemos externalizado un servicio, quedando muy bien, pero sin el menor análisis técnico, económico, organizativo y socio-político de sus consecuencias. Y no se crean que el ejemplo es un caso extraño. Si miramos a los antiguos peones camineros que cuidaban nuestras carreteras forales, nos encontramos con otro caso parecido. Han desaparecido, jubilados todos, y a cambio tenemos nuevas contratas que se encargan de arreglos varios, echarnos sal cuando hiela, etc. pero que en ningún caso son funcionarios y por tanto sin potestad denunciadora. Es decir, que cuando por un casual, rompa usted una señal de tráfico, si no le identifica un policía no se preocupe porque el trabajador que haya ido a reponer la señal no tiene potestad para iniciar ninguna sanción, ni tampoco para que la Administración pueda iniciar un procedimiento de reclamación de daños...de verdad que el mundo al revés.

Para cerrar este post quería recordarme a mí mismo, antes de que me lo recuerden ustedes, que siempre debería aparecer un apartado de propuestas de mejora, que la crítica destructiva no debiera ser el objetivo de este blog. Bueno, pues aunque me cueste soltarlo ahí va:

- En primer lugar propongo paralizar cualquier externalización de servicios públicos hasta que no se evalúe la situación actual de los ya externalizados.
- En segundo lugar, propongo que cada servicio externalizado tenga desarrollado y en funcionamiento un procedimiento de evaluación del servicio prestado por la contrata, y no sólo de si la facturación ha sido correcta, y por tanto puede liquidarse el contrato sin más problemas (parece ser que ésto es la única piedrita que molesta en el zapato de los servicios de contratación).
- Por supuesto que además las Administraciones que pretendan subcontratar servicios, deberán elaborar un cuadro de indicadores de calidad de servicio, entre los que siempre deberá incluirse la opinión de los ciudadanos o de los funcionarios si fuera el caso de un servicio interno externalizado.

No son propuestas imposibles, es más, cualquier experto en gestión de calidad, y específicamente especializado en gestión de los procesos de compras y suministros nos diría que me quedo corto y que las empresas que funcionan realmente bien, tienen todo eso atado y muy atado.

Como no sé si añadiré algún que otro post antes de acabar el año, les quiero felicitar el Nuevo Año 2011, que espero y deseo venga cargado de nuevas políticas modernizadoras y de nuevos políticos que crean en lo público. Si fuera así ganaríamos todos y todas. ¡¡Créanme!!

sábado, 18 de diciembre de 2010

Coge tu dinero y corre!!!

Pues se pasó el 7 de diciembre en Francia y no ocurrió nada que hiciera temblar el sistema financiero europeo o, al menos, el francés. La propuesta de Eric Cantoná de que los ciudadanos franceses retiraran sus fondos de los bancos, a modo de estampida organizada, fracasó. Estuve escuchando en la radio alguna que otra tertulia que tocaba ese tema y la verdad es que ni en la propia Francia le daban la cancha que tenía más al Sur de los Pirineos. Así entre nosotros les diré que en el fondo y al final, nos gusta escuchar los tremendismos de nuestros vecinos del Norte, y hasta les admiro cuando hacen revoluciones, manifestaciones multitudinarias y movilizaciones de la opinión pública de gran alcance. Todo ello sin olvidar nunca que siempre estaremos de acuerdo en que los franceses, en promedio, son bastante sosos...Pero esto último no es parte del "objeto social" de este blog.

Y se dirán ustedes, y ahora qué, y algún otro u otra más despierto en el momento de leer este post, se preguntará...y a cuento de qué comienza a hablar de estampidas bancarias provocadas...? Pues ni más ni menos que mi estado de rabieta contenida tras leer el libro de Josep Manuel Novoa, "Bancos, banqueros y bandidos" (editorial Foca, por si alguno o alguna tiene interés), que me ha dejado un mal cuerpo...un mal sabor de boca...unas bilis acumuladas en el aparato digestivo...Han sido más de trescientas páginas de descubrimiento en algunos casos y de confirmación en otros más de que el sistema financiero en este país te engaña y te sablea sin compasión.

Decía mi abuela "pleitos tengas y los ganes" citando un viejo refrán castellano, pero ya estoy convencido de que la sabiduría popular acabará acuñando otro nuevo que rezaría más o menos "hipoteca firmes y al cementerio lleves". Casi, casi me parece un milagro haber podido deshacerme de una primera que tuve. Es que da miedo oir la noticias de subastas públicas de viviendas hipotecadas en las que el propietario se queda sin nada y aún no puede pagar el resto, que a modo de losa de varias tonedas llevará eternamente adherida a su ancha espalda. Y mientras tanto, nuestros gobiernos sin tomar medidas, nuestros parlamentarios, sean diputados o senadores, sin meterlo en la agenda política, como algo urgentísimo, saltándose a la torera, mejor dicho, a lo bandido, el precepto constitucional de derecho a una vivienda digna. Díganme ustedes si no tiene algún derecho de protección especial quien se mete en una vivienda normalita, de precio hinchado eso sí, por culpa del dichoso "mercado" neoliberal que la derecha política (y algún izquierdista con pocas luces o poco sentido común popular) tiene en tanta estima, y se queda sin trabajo y no puede pagar las cuotas, o porque suben los tipos de interés de forma desbocada y tampoco puede pagarlas.

No creo para nada en el sistema neoliberal, con su cantinela de que cada uno es mayorcito y sabe dónde se mete...no les hagan caso, son cantos de sirena...nos quieren llevar al precipicio, y antes de empujarnos nos desnudarán o mejor dicho, se incautarán de todo lo poco de valor que aún nos quede, y así, desnuditos caeremos en el abismo para convertirnos en infrapersonas, en esclavos de una nueva sociedad de elites, dentro de un nuevo feudalismo económico-financiero (pero ésto último no es más que un anticipo de otro post que vengo rumiendo en mi interior desde hace unos meses).

Me puedo extender más en el asunto de la protección que se nos debe como ciudadanos frente a los abusos del sistema económico-financiero del momento. Por ejemplo, ¿saben ustedes realmente cómo se calculan los derechos consolidados de sus planes de pensiones? Pues yo debo ser un ignorante, pero no lo sé...sólo sé, sólo compruebo cómo esos derechos consolidados suben y bajan como la Bolsa, mejor dicho, como un vagón de la montaña rusa, pero esta vez sin su faceta lúdica, a no ser que tenga usted una faceta masoquista, vamos, que le "ponga" el vaivén, las bajadas terroríficas y las leves subidas de sus activos, de su futura pensión privada complementaria. La realidad que compruebo, y ya no hablamos de mi percepción, es que hace diez años abrí una EPSV de medio riesgo y transcurrido ese plazo he tenido una rentabilidad acumulada de -2%...!!! Chachi piruli...buena jubilación privada voy a tener...menudos viajes alrededor del mundo...buenas clínicas privada, buenas residencias...vamos, vamos...que lo mejor será que me vaya haciendo una chabolita bien aislada térmicamente porque no podré pagar ni la luz ni el gas...cuando llegue la noche...como las gallinas, a dormir.

Pero me dirán ustedes que fui un inconsciente...que no tenía que haber abierto un plan de medio riesgo...sin tanta Bolsa. Pues tengo que contradecirles, que tan bravo no soy, y que dejé más de la mitad a buen recaudo en otro EPSV de bajo riesgo. Y tampoco me ha salido bien la jugada!!! Esta vez un 1,57% de rentabilidad POSITIVA, pero si tengo en cuenta la inflación acumulada en estos diez años, en euros constantes, esa rentabilidad es claramente negativa. Así que ya me dirán ustedes si puedo creer a esos señores que predican desde sus medios de comunicación que invirtamos, que nos preparemos una buena jubilación privada, que no habrá pensiones para todos, que quebrará el sistema de la Seguridad Social. Pues yo no sé, no tengo una bolita mágica para adivinar lo que ocurrirá en 30 años, pero tengo por cierto, que lo que me han quebrado a mí es mi futuro. Y junto a este argumento de sensatez financiera que tuve hace diez años, les añadiré otro argumento: cómo es posible que los Gobiernos que tanto nos empujan a invertir nuestros ahorros en planes de pensiones privados, no exijan por Ley toda una batería de medidas para garantizar la transparencia máxima en la gestión económica de esos fondos que tienen un destino tan específico, y un sistema de auditorías y controles de todo tipo para que no surjan estafas multimillonarias, ni estafas "centimarias". Me explico con mi neologismo. Por centimaria vengo a resumir lo que siento cuanto me van sangrando lentamente pero inexorablemente, irremediablemente además (Gobierno, ¡¡¡actúa!!!), en forma de pequeñas comisiones de todo tipo, las peores en porcentaje sobre beneficios reales o imaginarios, y que dan lugar a que al final, haya perdido un buen pico del rendimiento de mis inversiones, comparado con el tradicional sistema inversor del español medio: a plazo fijo de un año y te damos una cazuelas o unas toallas de baño made in Tailandia.

Demando incluso más al Gobierno, sea el que sea, pero sobre todo se lo exijo a un Gobierno de izquierdas, socialmente implicado. Cómo es posible que se permitan crear planes de pensiones de alto riesgo...Señores y señoras, que las pensiones y el alto riesgo están en franca oposición. Y no me vengan ahora con ya somos mayorcitos para poder saber dónde nos metemos, porque la realidad de nuestra cultura financiera, la del españolito medio es francamente baja o muy baja. O nos educan financieramente, o nos limitan las alternativas de inversión para no meternos en la cueva del tigre, porque seguro que nos comerán. A mi al menos, un brazo y parte del pie ya me lo han comido, pero he aprendido la lección, algo tarde, pero la he aprendido.

Así que aviso a navegantes, y para el que me lea y me quiera entender. No se fíen de la publicidad financiera, no se crean lo que dicen de que es necesario que usted invierta en planes de pensiones para garantizar su futuro. Es todo una gran patraña para vivir cómodamente de sus esfuerzos en forma de pequeños ahorros. Mire y compare, y seguro que encontrará algo mejor en que invertir (los bonos del Tesoro, las letras del Tesoro son buenas opciones, pero cómprelos por internet directamente en el Banco de España, que se ahorrará un buen pico en comisiones). Ah, y tampoco se crea nada de sus amigos que trabajan en bancos y cajas...No tienen ni idea de lo que están vendiendo, salvo que se llevan una comisión por lo que hacen. Realmente dudo mucho que nadie sepa qué está pasando ahora con las corrientes especuladoras que nos zarandean y acosan a diario.

Y un último consejo, asociese, sea ciudadano activo en materia financiera. El autor del libro que he citado más arriba, únicamente da la cara a favor de una asociación: ADICAE, Asociación de Usuarios de Banca, Cajas de Ahorro y Seguros. Está repleta de acertados consejos para nosotros, para los ciudadanos, para los ciudadanos activos y exigentes. No lo olvide y sea consecuente.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Quo vadis Función Pública!!

Dicen que hasta se han pegado funcionarios forales con ciudadanos que acudían a las oficinas administrativas de la Hacienda Foral...dicen, porque yo no he llegado a verlo. Y como decía mi abuela, "de lo oído nada creído, y de lo visto, la mitad". Y mi abuela era una señora muy inteligente, incluso sabia me atrevería a decir. Pero bueno, no nos desviemos de lo que os quería comentar amigos lectores...¿por qué casi se pegan, si es que creemos la mitad de la mitad de la noticia? Pues al parecer porque había una huelga de celo, una parada técnica de funcionarios de atención presencial en la Hacienda Foral de Bizkaia.

Y es que estamos en plena lucha entre la Funcion Pública de la DFB y los sindicatos, representantes de los trabajadores forales, la mayoría funcionarios de carrera, es decir, con nombramiento legal (y para el que no lo sepa, sin contrato laboral, porque los funcionarios de carrera no tienen contrato laboral). Todo este cisco que se ha montado arranca de un repentino interés de la Función Pública foral y supongo que también de quien la dirige políticamente por conocer cuánto tiempo real pasan los funcionarios dentro de las dependencias administrativas. No se sabe muy bien si alguien apostó un café (ahora los políticos apuestan públicamente cafés sobre si algo ocurrirá o no ocurrirá) a que era una leyenda urbana lo que se cuenta sobre los interminables desayunos forales. Y ese alguien apostador, debía querer ganarlo de seguro, teniendo un as en la manga: nada más y nada menos que sus ojitos, que veían cómo el sobrepeso medio del funconariado foral era menor a la media vizcaina...nuestros forales no están nada gorditos ni gorditas...así que lo de los desayunos tan, tan largos no podía ser, a menos que no desayunaran, o no comieran bollo con mantequilla.

De modo que sin saber muy bien cómo, ni mucho menos para qué, se embarcaron en un proyecto ambicioso, equiparable a la circumnavegación del globlo terráqueo en el siglo XVI: averiguar qué demonios hacía el funcionariado foral tanto tiempo fuera de los edificios administrativos a la hora del desayuno. Como primera parte del proyecto decidieron averiguar quién estaba dentro cuando debía estar fuera. Los resultados debieron ser sorprendentes, porque luego intentaron averiguar quién estaba fuera, cuando debía estar dentro. Menudo lío, se preguntará el lector, y hasta alguno me dirá que eso es como buscar los tres pies al gato. Créanme, no tengo el menor interés en conocer la metodología de investigación y análisis de los datos recopilados, porque es indudable que la casuística de motivos para moverse del puesto de trabajo es casi infinita. Y además, y lo que es más importante de todo...¿para qué quieren saberlo?¿Para qué queremos saberlo?

De poco va servir todo este entramado administrataivo de vigilancia cuasi policial en el que nos han metido los actuales responsables de la Función Pública Foral. Nos dedicaremos a cumplir con las ordenanzas vigentes, ficha que te ficha, parte va parte viene, olvidos, cabreos a fin de mes, tiempo increíblemente desperdiciado en vigilar nuestra hoja personal de horarios. Que si tiempo a recuperar, que si tiempo de ausencia, que si licencia por ésto y por aquéllo...un galimatías que sólo conocen los expertos en escaquismo, incluso diría que mucho más que los propios gestores de esa vigilancia funcionarial. Porque hecha la ley hecha la trampa...dice el refrán popular, y el vulgo no es tonto y el funcionario mucho menos. Y claro, con tanta presión, hasta los más listos del circo montado, ven que no tienen forma de ir a echar la primitiva al estanco y se piensan si no les provocará un estrés emocional tan grande que consigan un par de meses de baja médica bien merecida. A descansar señores y señoras, que se lo tienen ustedes bien merecido, nos dirán los médicos de cabecera, que con esos malos humores, no se puede atender bien al ciudadano, que luego pagan justos por pecadores.

Si el lector es un ciudadano, sabe muy bien que lo que quiere es que le atiendan cuando acude a una oficina administrativa. Eso es lo primero, que esté abierta la oficina, que alguien le atienda, que la persona que le atienda sepa todo lo que tiene que saber sobre su problema, y finalmente, y esto sería lo deseable, que además le atienda con absoluta cortesía, amabilidad y con una sonrisa dibujada en su cara. Es decir, que el ciudadano tiene unas expectativas que quiere ver satisfechas, igual que cuando va a comprar un pantalón o un kilo de plátanos, pero además, sabiendo que en el primer escenario, no hay alternativa donde ir. O le atiende el funcionario o se tiene que aguantar esperando a otro que sepa más, o que sabiendo tanto como el primero, le ofrezca su mejor sonrisa.

Una vez leído este cuento de las expectativas del ciudadano (que deberían leer los prebostes que nos dirigen) entenderá el lector que en lo que debemos poner énfasis, y por tanto todos nuestros mejores esfuerzos de mejora, es en establecer los objetivos a cumplir, con qué reglas de funcionamiento y sabiendo con qué recursos contamos. Y de éso nadie habla. ¿De qué me sirve que todas las personas de una oficina administrativa estén de cuerpo presente,"bien fichados", si no saben a dónde van, qué tienen que hacer, cómo tienen que atender y lo que es aún peor, con la sensación cierta de que no hay conocimiento de sus superiores más altos de en qué consiste su trabajo. Estarán de cuerpo presente pero de voluntad ausente.

Planes de futuro, objetivos, diseño de políticas públicas coherentes, justificación de fondos públicos...todo ello es necesario, imprescindible diría, pero si no hay confianza en el funcionario foral, en su saber hacer, en su profesionalidad y entrega, si sólo miramos a quien no trabaja, a quien se escaquea, a quien elude toda responsabilidad, en lugar de reconocer el buen hacer del resto, el mayoritario resto, metiéndonos a todos en el mismo saco entonces vamos muy mal, hacia el desastre. Y quienes pagarán los platos rotos de una privatización alocada e irracional de los servicios públicos que seguirá a esta carrera de falsas acusaciones serán los ciudadanos, empezando por esos que los llaman con cierta ligereza vagos o "baguettes".

lunes, 25 de octubre de 2010

Cumpliendo Kyoto...¡qué potra!

Hoy mismo, Último Lunes de Gernika ( las mayúsculas se las merece por mi Santa ), leo la noticia de que Euskadi cumplirá con Kyoto, es decir, nuestra parte de emisiones de gases de efecto invernadero se ha visto reducida lo suficiente como para cumplir con lo pactado. Y ésto, que podía haberme alegrado la jornada y quizá hasta la semana, ha venido en realidad a colmar la gota de mi paciencia en temas ambientales. Intentaré explicarme y así creo que entenderán lo de la potra, la chiripa o la purita casualidad en alcanzar los objetivos marcados en esa ciudad japonesa.

Desde hace años, ya bastantes, incluso antes de que peinara algunas canas que luzco en mi despoblada melena, me movilicé a favor de lo que comenzaba a llamarse el movimiento verde, que tanto impacto estaba causando en algunos importantes países europeos, especialmente en Alemania. Por mi proverbial timidez no soy muy dado a aparecer en sonadas, algaradas o como quieran llamarlo, con tintes de agitación de la mass media, que mis amigos de Green Peace practicaban entonces: Rainbow Warrior, caza de la ballena (nunca pesca, que son mamíferos, no peces), vertidos de residuos nucleares en el mar, suspensión de construcción de nuevas plantas nucleares...en fin, muchas actividades, muchas como para seguirlas todas de cerca.

La influencia que tenían en la ciudadanía de entonces era ciertamente pequeña, pero poco a poco, algo fue cambiando en nuestra forma de pensar y sobre todo de hacer. Quizá el mayor triunfo ha sido comprobar cómo las toneladas de residuos clasificados y así recogidos ha crecido sin parar. Me falta sin embargo, para sentirlas creíbles, conocer el monto total de toneladas consumidas, que proporcionalmente podria incluso haber sido superior a la cifra anterior. Es decir, que lo que importa son los ratios, los porcentajes, y no tanto las cantidades publicadas en forma absoluta, y de esa manera poder hacer un análisis objetivo de si las políticas públicas de concienciación están haciendo efecto o no.

Pero hay momentos en los que realmente la moral se viene a los pies al comprobar cómo quedan nuestras calles, las de movida nocturna, llenas de todo tipo de suciedad y residuos plásticos y vidrios rotos. Podrían decirme que la edad no perdona y que cuanta más edad menos perdonamos a los jóvenes, pero no es mi caso, así que me atrevo a hacer esa crítica. Me duele mucho más ver a una mozuela de 16 años tirar papeles al suelo camino del Instituto, que a los viejos roqueros escupir en el suelo. Los últimos cierran una época, y la primera es parte de un futuro que debiera ser prometedoramente verde brillante.

Pero si la ciudadanía en general ha cambiado, no creo que haya sido parecido en las clases políticas de Bizkaia, que son las que conozco. He conocido, y si sigo vivo en esta Tierra unos años más, seguramente conoceré a otros muchos más políticos. Y salvo honrosas excepciones, mi decepción respecto a su sensibilidad por los aspectos ambientales de las políticas que debieran diseñar y dirigir en su ejecución es enorme. Y es que hay algo que define y delimita claramente cuándo nos implicamos o simplemente colaboramos (para recordar qué diferencia hay entre ambos lean mi post anterior), que no es otra cosa que la sistematización de esa visión transversal de las cuestiones ambientales en todo lo que hacemos. Nos podremos certificar o no con una ISO-14001, dependiendo de si tenemos o no tenemos 2.000 euros anuales para abonar los costes de la auditoría externa de certificación (para cualquier Administración Pública es un coste irrisorio), pero lo que tiene que tener claro cualquier miembro de la clase política que esté al mando de alguna Consejería o Departamento Foral o incluso Ayuntamiento vasco, es que, o se implica, o se evidenciará que no tiene asumida esa visión de la Vida, del Planeta y del impacto de lo que puede hacer para mejorar el futuro de las generaciones venideras, es decir, que como dice mi Santa, habrá sido un "por aquí pasó María".

Y tengo muchos botones de ejemplo en mi costurero. Casi todos los he ido recogiendo por aquí y por allá, según los diferentes dirigentes políticos conocidos y desconocidos los iban perdiendo por el camino de sus diversos mandatos. Empezaremos por lo más sangrante, que ha sido la política del ladrillazo y de la hormigonera, sin dar un sentido a quien vendrá detrás para utilizar esos inmuebles. ¿Han visto ustedes las colas interminables de vehículos camino del Parque Tecnológico entrando por las mañanas y saliendo por las tardes?¿Cómo se pone el corredor del Txoriherri con atascos diarios pero interminables para quien tiene que recorrer en media hora lo que hace un sábado en 5 minutos? ¿No les pacere que es un sarcasmo ir a trabajar a un centro tecnológico de referencia con sistemas de transporte individuales y del siglo XX, contaminantes y antiecológicos?¿Cómo es posible que llevemos 20 años sin que el tren sea desviado unos centenares de metros (no más de un kilómetro, se lo prometo) para que cruce por el interior del Parque, en frecuencias altas a horas punta?

Y sigo...¿cómo es posible que estemos dando la tabarra, porque no tiene otro nombre, con la protección de Urdaibai, con disquisiciones entre filosóficas y divinas, sobre si un túnel en Autzagane tiene que tener dos tubos o uno sólo, mientras tenemos en Muxika una planta industrial de horrible impacto visual y contaminante en pleno corazón verde? ¿Pero alguien se puede creer que cuesta tanto trasladar esa factoría? Porque si alguien pensaba que yo iba a pedir su cierre está bien confundido. ¿Alguien ha valordado el coste del traslado?¿No creen ustedes que merece la pena que lo paguemos entre todos, que todos podamos disfrutar de la visión de esa valle sin que nos moleste el humo de sus chimeneas? Pues parece que nuestros políticos locales no lo han tenido en cuenta...Eso sí, al propietario de cualquier terreno o caserío en la zona "protegida" le acribillarán con exigencias y prohibiciones de todo tipo. Es que es muy fácil machacar al ciudadano de a pie, individualmente, uno por uno, enfrentado a la terrible Administración de turno que le toque (en mala suerte) con la que tratar. A veces me pregunto si los funcionarios colegas que trabajan en ese Patronato no tienen ganas de vomitar cuando tienen que firmar expedientes sancionadores de poca monta y si no se han planteado hacer una huelga de "informes técnicos caídos" para remover las conciencias de quienes firman las resoluciones sancionadoras.

Y continúo con mi críticas...¿Por qué no se han extendido las certificaciones de sistemas de gestión ambiental en las Administraciones Públcias?¿Por un mal entendimiento de lo que supone, por el esfuerzo en canalizar, alinear las políticas de todos los departamentos, incluyendo las de uno mismo? ¡¡Ay majos!! Es que ser coherente y ser persistente supone un gran desgaste, un gran esfuerzo y es costoso en horas de trabajo, en desvelos, en malos ratos viendo que no todo el mundo tiene la misma sensibilidad ambiental, que es hasta latoso estar recordando a diario que se apaguen las luces al salir, que se recicle el papel de escritorio, que se use el transporte público, y eso sin meternos en harina de verdad: que se traccione políticamente de la sociedad para hacerla más ambientalmente sostenible.

No me vale que nuestros Ayuntamientos hayan contenerizado las calles, que la Diputación haya puesto en marcha depuradoras de aguas residuales, o que limpie las playas...Es que todo éso se lo exige ya la ciudadanía, que es la que está traccionando de nuestra clase política. Porque cuando la ciudadanía es ignorante de lo que le conviene, "los otros" hacen de su capa un sayo. En nuestras manos está el evitarlo subiendo la presión de nuestras demandas de políticas públicas que incluyan siempre aspectos ambientales, como ya se hace con los de género. Está en nuestras manos y en nuestros votos. Mayo de 2011 se acerca, no lo olviden y actúen en consecuencia.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sobre autónomos y empresarios

Cuando conocí a la que hoy es mi mujer se presentaba como empresaria. No sabía realmente a qué se dedicaba pero aquella palabra ya dejaba marca de algo, y de ese algo es sobre lo que quiero hoy escribir en el blog.

Es ya conocido por los que siguen este blog mi obsesión por la implicación de los ciudadanos en la vida pública, y eso por concreción desde el concepto más general de implicación en la VIDA. A propósito y para que conozcan lo que entiendo por implicación, recordaré un pequeño chiste que nos contaba nuestro consultor de calidad Txomin Basaguren, superviviente de mil batallas y con enorme experiencia en general. Nos decía cuál era la diferencia entre implicarse y colaborar, algo que a veces nos cuesta entender, incluso acudiendo al diccionario del RAE, llevándolo al terreno del día a día. Y ponía el ejemplo de un plato exquisito para muchos de nosotros: los huevos con chorizo. Un manjar de dioses cuando tienes hambre, estás en ambiente familiar y la sombra del colesterol no está persiguiéndote día tras día. Para preparar ese plato, además de la mano del cocinero o cocinera más o menos experto se encontraba el cerdo y la gallina. Pues bien, uno de ellos colaboraba y el otro se implicaba. Adivinen quién es quién...lo dejo a la perspicacia y sabiduría del lector o lectora.

Bien, una vez dejado bien clarito qué entiendo por implicarse, seguiré con el asunto que me ocupa hoy: empresarios versus autónomos.

Vengo escuchando desde hace muchísimo tiempo dos cosas: que la palabra empresario está menospreciada, vapuleada y que acumula ya una carga semántica peyorativa que no puede llevar consigo nadie que está empezando en el mundo de los negocios. A esos valientes les hemos comenzado a llamar "emprendedores". La palabra empresa, por el contrario, no tiene ese carga negativa, salvo que la cualifiquemos con adjetivos como Gran Empresa o incluso peor aún con Multinacional. Entonces ya todo el mundo tuerce el gesto mostrando una actitud reprobatoria, de claro desagrado. Incluso algunos se atreven a soltar alguna lindeza o exabrupto de los que hacen temblar los cimientos del planeta Tierra. Mejor nos va el ánimo cuando hablamos de PYMEs, miniPYMES ( suena a minipimer, verdad, el utensilio eléctrico imprescindible de la cocina ) o incluso más reciente es la aparición en escena de la microPYME. Alguien me dijo que estas últimas son las que no llegan a 5 trabajadores, pero realmente no puedo confirmárselo a los lectore/as porque no lo he visto reflejado como categoría de ninguna estadística oficial. Será cosa de nuestro microdepartamento...

Y he aquí que incluso el término micropyme tampoco sirve para otro gran colectivo de empresarios. Me refiero a aquellos que ni siquiera se reconocen empresarios como tales. Efectivamente, lo han adivinado...son los...AUTÓNOMOS!!! Hace ya unos pocos años, Telefónica, ahora Movistar, nos regalaba con unos anuncios publicitarios relacionados con el tema "plan autónomos", "territorio autónomos"...se habían convertido en objetivo comercial, de tantos que eran, y de tanto consumo telefónico como tenían, y tienen. Lo cierto es que el concepto que utilizan no puede ser más erróneo, porque están confundiendo su relación con la Seguridad Social, es decir, que cotizan por el Régimen de Autónomos, en lugar de cotizar por el Régimen General, con su forma de trabajo, es decir, que son trabajadores por cuenta propia, y vuelvo a explicarme, es decir, que nadie les paga su sueldo a fin de mes, se lo pagan ellos mismos, y eso si se molestan en tener nómina.

A mí me llama mucho la atención lo generalizado del término, y sobre todo lo interiorizado que lo tienen muchos de estos empresarios individuales. Nunca se llaman a sí mismo empresarios, que lo son, lo son pese a quien pese, haciéndolo mejor o peor, sabiendo más o menos de su negocio, de su estrategia, objetivos a largo o corto, casi nada ingeniería financiera, apoyándose siempre en su asesor ( la Gestoría, como lo siguen llamando algunos de ellos ), pero haciendo realidad aquello de que ofrezco un servicio y me pagas por él, la Ley del Mercado, oferta y demanda. Nada nuevo bajo el sol. De modo que confirmado, son empresarios.

Podríamos elucubrar sobre la razón de esta preponderancia del un término sobre el otro, y yo me voy a atrever a lanzar una hipótesis razonada que además espero que sea razonable para el resto de lectores. Me retrotraigo unos años atrás y me sitúo en un momento en que las grandes empresas e incluso las medianas tienen grandes plantillas y baja productividad, mezclados buenos y malos trabajadores, injusticias salariales por la ley del rodillo del convenio sindical de turno ( "todos iguales o no conseguimos la unidad para poder presionar"), a lo que se unirá después la competencia internacional despiadada. Una solución fue la externalización de diversas áreas de las empresas, ofreciendo relaciones "empresariales" en lugar de "laborales" a algunos de ellos. Te haces "autónomo" y yo te contrato para hacer lo mismo, te pago más porque no cargo con tus cotizaciones sociales, y además no tengo ya las limitaciones del convenio, y tú te encargas de facturarnos pudiéndote compensar el IVA. Parece un negocio redondo, y muchos entraron por el aro, más o menos forzados, sin una clara mentalidad de empresarios, pero con la palabra "autónomo" metida a sangre y fuego en su cerebro. ¿Qué hubiera pasado si esta oferta se hubiera descrito como "te ayudamos a montar tu propia empresa"? No negaré que habrá habido casos que se describirán así, pero sin estadísticas oficiales en la mano, ni encuestas o estudios sociolaborales o socioecómicos conocidos, mi intuición me dice que la primera opción fue la más utilizada.

Y es una pena que tantos autónomos no se reivindiquen como empresarios, individuales la mayoría de ellos, pero empresarios al cabo, porque la propia palabra no debe llevar ningún signo peyorativo, sino que es el adjetivo que añadamos el que calificará al empresario de bueno o malo, sinvergüenza o cumplidor, exigente o canalla, explotador o responsable. Así que como no podía ser terminar este post de otra manera, sin una propuesta clara, propongo que los autónomos utilicen la palabra empresario/a para definirse y que los demás al oirlo respondamos, si así lo queremos preguntar: "¿de los buenos o de los malos?", porque de todo hay en la viña del Señor.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Ciudadanos pasotas.

Leía esta mañana la cabecera de un artículo de la revista Eroski Consumer a Joan Miquel Piqué, director general de Localret, en el que éste afirmaba que los ciudadanos nos hemos desentendido demasiado de nuestras administraciones. Me picó la curiosidad y empecé a leerlo. Comentaba a modo de resumen en qué consistía esta iniciativa de los ayuntamientos catalanes y de también hacía algunos comentarios generales sobre el impacto de las nuevas tecnologías de la información en la gestión de nuestras Administraciones Públicas.

He releído el artículo intentando encontrar algún desarrollo del titular del artículo, pero en vano. Algo toca aquí y allá, pero no he conseguido hilvanar adecuadamente cabecera con contenido y me he desilusionado un poco al concluir mi corta investigación. Porque si algo me interesa profundamente desde hace bastantes años en mi carrera profesional como funcionario local es el de la modernización administrativa. Recuerdo aún el impacto que causó en mí y en bastantes compañeros del IVAP y otras administraciones públicas la llegada al poder de Bill Clinton y de su vicepresidente Al Gore con su bestseller "reinventando el gobierno".

Para mí, y creo que para muchos, que seguimos con la misma ilusión en la brega diaria "funcionaril" pese a quien pese y mande el que mande, aquello no fue una moda pasajera, como suelo oír de otras cosas, por ejemplo, la calidad hasta hace pocos años, o ahora, la moda de la innovación. En otro momento abordaré este tema de las modas en las Administraciones Públicas, con sus vaivenes, mareas y pequeñas tormentas en la monótona vida de las personas que forman sus plantillas.

Con lo que acabo de comentar, creo que queda claro al lector o lectora, el motivo por el que me picó la curiosidad al leer esa cabecera. Y es que desde ya hace algunos años vengo sosteniendo la afirmación de que el tiempo pone a cada uno en su sitio, y también que cada pueblo tiene la Administración Pública que se merece. No he ocultado en posts anteriores mi sana envidia por el modelo social nórdico, con una implicación activa en los asuntos públicos, y no tanto en su faceta política ( que también...). Así me lo dice habitualmente mi buen, luchador e inteligente amigo Ramón B. "aquí no hay nada que hacer, que estamos rodeados de borregos...".

Reconozco que estas expresiones pueden sonar fuertes, pero a mí me sirven para centrar el problema en el ciudadano, así, sin adjetivos, como mucho añadiría el ciudadano corriente, el que trabaja, paga sus impuestos, disfruta de su ocio y ... poco más. Por desgracia, poco más se puede añadir a la gran mayoría. Para apoyar sus ideas, hace tiempo me recomendó un libro titulado "Democracia vergonzante y ciudadanos de perfil" de Ramón Soriano y Luis de la Rasilla. Confieso que comencé a leerlo y me gustaba pero no es un libro de lectura fácil, y por la dichosa crónica falta de tiempo que padecemos no pude terminarlo con una lectura sosegada y un redactando un pequeño resumen ( un mapa mental, que son los que a mí me gusta más hacer ). Ahora lo he retomado y descubro para mi decepción interior, que estamos incluso peor que estábamos. Confirmo una de las tesis de los autores: CIUDADANOS AUSENTES, o como dicen ellos también CIUDADANOS DE PERFIL.

Ahora bien, la pregunta que me hago a mí mismo y para el resto del que me siga en este blog es si realmente alguna vez ha habido ciudadanos presentes, activos, interesados en la res publica, en la cosa pública, y por tanto en el funcionamiento de las Administraciones Públicas. Sólo puedo aportar mis impresiones fruto de mi experiencia laboral en la Administración Pública y también de mi propio perfil de ciudadano más o menos activo social y políticamente, que me conducen a sostener la negativa de tal existencia. No creo que haya habido suficiente "masa crítica" en cuanto a ciudadanía activa en este país desde la Ilustración. Podemos recordar todos los vaivenes políticos en el siglo XIX y la trágica guerra civil del XX que cercenaron violentamente una y otra vez cualquier evolución lógica del paisano en ciudadano. Y así estamos ahora, de ahí partimos...Por eso no es de extrañar que los paisanos estén de perfil, y renuncien a convertirse en ciudadanos activos...por si las moscas!!!

Pero como no quiero terminar de un modo persimista, que no haga honor a mi conocido voluntarismo con aportación de propuestas positivas y realizables, permítanme que termine de leer el libro citado, para a mi vez, repasar sus propuestas y hacerlas mías o criticarlas y reformularlas en su caso. Tiempo muerto!! Gracias.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Presupuestación pública: totum revolutum...

Siguiendo la línea de artículos sobre presupuestación pública, como ciudadano "iniciado" en este concepto, quería sacar al ruedo de la discusión pública, un aspecto del mismo que desde hace cierto tiempo me preocupa: presupuestación de los ingresos y presupuestación del gasto.

Nos dicen los expertos que están casados por el régimen de separación de bienes, basado en compromisos legalmente establecidos por aprobación de los respectivos parlamentos o ayuntamientos. Sin esa aprobación, únicamente puede el gobierno de turno, prorrogar los últimos presupuestos votados favorablemente con la mayoría legal exigida. Ingresos por un lado, que van a la caja común, de la que ya se han hecho pequeños trocitos de tarta con objetivos más o menos generales, demasiado generales la mayoría de las veces. Esto último puede ser bueno o malo, según se mire. La generalización del concepto al que se puede destinar un trocito de tarta está íntimamente relacionado con la flexibilidad de actuación. Cuanto más específico es el destino, mayores dificultades tienen los gobernantes y altos funcionarios en "redirigir" esos dineros públicos hacia otros destinos, más o menos necesarios, con mayor o menor urgencia en ser dotados de fondos para su realización. Es el eterno dilema al que no es fácil darle solución, sobre todo cuando la responsabilidad de quien gobierna y administra esos fondos empieza a ser una "rara avis" en nuestro entorno político y social.

Intentaré abundar más en la idea. Si carecemos del adecuado nivel de capital social, lo que tanto envidio de los países nórdicos, con una gran implicación de los ciudadanos en la cosa pública, me veré obligado a optar por un modelo de presupuestación restringido, que permita a los funcionarios responsables de las finanzas de todos, que se vean acarreando agua en cestos de mimbre, llenos de agujeros por donde se escapa nuestros euros, porque haya mucha flexibilidad para "redirigir" los pequeños trocitos de tarta presupuestaria que los Parlamentos aprueben, en un acto de ABSOLUTA CONFIANZA en que los Gobiernos correspondientes cumplirán al pie de la letra. Y esto sí que es muy, muy peligroso cuando la irresponsabilidad política campa a sus anchas por nuestra geografía político-gubernamental.

Y si no, que les pregunten a las compañías eléctricas, o a las telefonía, para que nos cuenten el nivel de morosidad que tienen con las Administraciones Públicas. Es cierto que algunas lo hacen muy bien, pero es que otras...¿Cómo es posible que a mediados de año se agoten las partidas presupuestarias para pagar la energía eléctrica del alumbrado público? Pues algo sé de cómo se puede llegar a eso, y es precisamente por un exceso de generalización de destinos, llámemoslo mayor flexibilidad presupuestaria ( lo que ya he dicho antes que no es malo ) unido a una nula responsabilidad política y económica de quien destina esos fondos a otros menesteres, sin preguntar nunca si hay suficiente para pagar la luz, el agua, el teléfono, y digámoslo incluso más contundentemente, las nóminas de los funcionarios o incluso las suyas propias, las de los gobernantes políticos, porque también su sueldo viene de ahí, aunque lo olviden muchas veces.

De modo que si la flexibilidad en la ejecución presupuestaria es lo bueno, y a la vez, no podemos confiar en quienes tienen que decidir el momento y destinatario final de esos fondos públicos, ¿en qué callejón sin salida nos hemos metido? Tal vez, no sea un callejón sin salida. Está oscura la calle, y no vemos algunas bocacalles que conducen a un avenida luminosa y fluida. En buena medida, la premisa de carecer del capital social y político en España sea la clave para hacernos con las linternas que nos permitan atisbar la salida del callejón.

Y aquí es donde propongo dos medidas: impulsar el conocimiento entre los ciudadanos de las cuentas generales, lo que realmente se ha hecho, exigiendo que la Cuenta General sea fiscalizada políticamente en los Parlamentos para conseguir la mayor publicidad posible y que los ciudadanos y ciudadanas se vayan mentalizando de lo importante que es saber la "verdad" final de lo que se ha hecho, de lo que cuesta todo, de si se ha ahorrado donde se podía ahorrar, o si alguien ha dilapidado lo que no debía dilapidar. Es absolutamente increíble para mí, comprobar cómo los voluminosos ejemplares de la Cuenta General que cada año, allá por junio editan los diferentes Ministerios, Consejerías o Departamentos de Hacienda, pasan sin pena ni gloria por los medios de comunicación, sin el menor comentario de los tertulianos de aquí y allá, sin la menor mención a que exista algún político de la oposición que se moleste en leer los datos finales del gasto y del ingreso y que al menos, dirija alguna pregunta o interpelación al Gobierno de turno responsable para sacarle los colores, porque seguro que se los sacaría con una lectura "en diagonal". Falta mucho aún para incrementar ese capital social y político mediante la dinámica interna de control en los Parlamentos. No hay tensión fiscalizadora, no hay conocimiento del proceso presupuestario entre nuestras señoría, y es realmente una pena.

Y en segundo lugar, propongo avanzar en la "visualización" de los costes de los servicios públicos ante los ciudadanos. Existe un gran oscurantismo ( siendo optimista ) y tal vez, espero equivocarme, una gran falta de esfuerzo administrativo mediante el adecuado impulso político, por conocer la estructura de costes real de todos y cada uno de los servicios públicos. Detecto una especie de miedo escénico a que los españolitos no nos enteremos de lo que vale un peine... o un parto con cesárea, o el mantenimiento de portaeronaves Príncipe de Asturias, o el consumo de combustible de la Guardia Civil, o el reasfaltado de las carreteras provinciales de Burgos, y así con todo. Algunos atisbos se observan, pero muy lentamente. Me gustó conocer a grosso modo lo que ha constado la campaña de vacunación de la gripe A. Y no ha pasado nada, somos ya mayorcitos y sabemos que no sale gratis. Hemos demostrado madurez, y no he percibido ninguna protesta social, ni siquiera que haya sido utilizada la información por la oposición para desgastar decididamente al Gobierno. Siempre se intenta, por supuesto, pero en esta ocasión con la boca pequeña, sin hacer sangre, como se suele decir en la calle.

Aquí quedan mis propuestas, y si en algo sirven para hacernos más sabios como ciudadanos responsables, tanto mejor. Así lo espero.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Neoliberalismo...KAPUT !!!!

Releyendo en esta primera mañana de septiembre mis suscripciones en el Reader de Google, me encontré con un artículo de hemeroteca de mayo pasado en el que el Diputado General de Bizkaia pedía al Lehendakari que se alejera del "fracasado" modelo socialista (el entrecomillado aparece en el propio artículo). Y al leer esa vieja cabecera saltó la chispa en mi mente: había olvidado comentar en este blog personal mi opinión sobre los grandes modelos económicos y especialmente, hacer una crítica feroz (ya lo adelanto) al "viejo" modelo neoliberal que aún estamos padeciendo, a la vez que proponía (que es lo difícil realmente) algunas ideas a aplicar lo más urgentemente posible.

Y es que esta ya larga crisis económica que venimos padeciendo ha tenido, tiene y tendrá muchos comentaristas, expertos economistas muchos de ellos, que intentan explicar su origen e incluso proponen medidas para salir de ella. Pero sí que echo de menos leer un buen artículo sobre el fracaso del modelo económico neoliberal. Tengo como un regusto amargo en la boca cuando observo cómo no se revisan los modelos económicos neoliberales, cómo no se critican en toda su dureza en los medios de comunicación, para decir a todo el que quiera escuchar que el libre mercado no existe en la práctica, que es un concepto de salón, académico si me lo permiten, con algunos ejemplos que pueden acercarse en alguna medida a su "ideal". Ni siquiera los mercados callejeros tienen ya garantizada la etiqueta de "libre".

Precisamente ayer mismo, viendo el programa de La Primera "Españoles en el mundo" oí un comentario a uno de los españoles que nos guían por la ciudad en la que viven que me impresionó. Hablaba el caballero de los mercados al aire libre de Kuala Lumpur y de la técnica del regateo. Nos confesó que todas las tiendas realmente eran del mismo propietario y que había un sistema de intercomunicadores entre los distintos vendedores "callejeros" a través del cual se pasaban "los precios" que habían ofertado al turista en cuestión, que inocentemente creía que recorriendo de parte a parte el mercado, negociando aquí y allá, conseguiría el mejor precio posible. En resumen, les engañaban...

Y es que nos engañan, a todos, yo al menos, me siento muy engañado con la política de liberalizaciones de los diferentes mercados que ha habido en las últimas dos décadas. Todavía recuerdo mi primera pequeña victoria sobre la poderosa Telefónica cuando en 1991 conseguí librarme del contrato de alquiler del terminal telefónico. Pero creo que fue la única o al menos no recuerdo que a la larga haya percibido algún beneficio para el consumidor. De hecho, si no fuera por el Tribunal para la Defensa de la Competencia, tanto el español como el comunitario, estaríamos absolutamente perdidos, dominados, esclavizados por las grandes compañías, por los nuevos "señores del mercado", parafraseando conceptos medievales, de aquella Edad Media tan oscura.

Para muestra vale un botón, un botón eléctrico por más señas. La liberalización del sector eléctrico ha resultado un auténtico fiasco para la mayoría de los pequeños consumidores. ¿Cómo van a organizarse miles y miles de ciudadanos para formar una cooperativa de consumo y negociar como un gran cliente? Aún estamos muy, muy lejos de ese momento. Mientras tanto, el ritmo de la liberalización lentamente nos ha alcanzado. Parecía que estaba lejos esa amenaza, pero ahora vemos como nuestra factura se complica de un modo increíble, con lecturas de contador estimadas, con una jerga ininteligible para la mayoría de la gente. Y lo digo yo, que tengo formación universitaria y me molesto en intentar comprender cada término, y hasta en hacer las cuentas para ver si no me han timado. Por ahora, parece, parece...que está todo bien, pero no me quiero ni imaginar qué haría si viera un error de digamos 10 euros en mi contra. ¿Cómo reclamar?¿A quién y dónde dirigirme?¿Merece la pena la pérdida de tiempo? Porque en los tiempos que vivimos, el tiempo es oro, así de claro, sin exageraciones. Me temo que seguramente lo dejaría estar, esperando a que el error no alcanzara ese límite que me forzara a "movilizarme" en busca de la corrección y devolución de lo que es mío. O peor aún, que de repente tuviera tiempo libre, que en los tiempos de crisis que vivimos significaría algo muy malo, muy malo para mí.

Pero volviendo al hilo del asunto, las liberalizaciones. Si seguimos repasándolas veremos que ninguna nos ha beneficiado, al consumidor final quiero decir. Empezando por los combustibles de locomoción, el gas butano, el teléfono, el móvil...Espejismos por aquí y por allá. Pero lo que más me sorprende es que aún haya personas que se empeñan en buscar la mejor oferta, que se creen lo que los vendedores de puerta en puerta les dicen sobre mágicas rebajas del 5% en su consumo si se cambian a su compañía. La letra pequeña del contrato...bueno, eso no lo lee nadie, empezando por los que tenemos algo de presbicia, y al poco tiempo, descubren que no han notado nada de rebaja. Yo siempre insisto en que la mejor rebaja en facturación es el ahorro en su consumo, pero eso no nos gusta oírlo en una época de consumismo desaforado.

Así que, resumiendo en lo más básico lo dicho hasta aquí, el modelo neoliberal no funciona para el consumidor final, el pequeño consumidor, aislado, sin enchufes, sin formación avanzada, sin tiempo material para investigar los mercados...en definitiva...el libre mercado no existe para ellos, mejor dicho, para nosotros, los pequeños consumidores. Por tanto, algo hay que hacer y algo tengo que proponer: RENACIONALIZAR todas las commodities, o en profano, la luz, el agua, el teléfono, ADSL, móvil, el butano, la gasolina, el gasóleo, los peajes de autopista...

Ahora bien, renacionalizar bien, pero cómo. Desde luego, si tenemos que luchar contra las poderosas multinacionales, no queda otra que poner enfrente a poderosos gobiernos, que al menos hayamos votado los ciudadanos. Situándonos en España, ni siquiera el Gobierno central, Gobierno de España como suele anunciarse ahora ( ya hablaremos del conflicto territorial en otro momento ) puede ser capaz de sustraerse a la presión inmensa de las multinacionales. Me queda un pequeño rayo de esperanza con la Unión Europea. El conflicto con Microsoft, su pulso de años, parece que tuvo un resultado favorable para el ciudadano, incluyendo unas cuantas fuertes multas que a todos nos alegraron.

Ya sé que algunos me dirán que los lobbies en Bruselas son también poderosos, pero al menos, hablando de lobbies y de su labor, sabemos que los habrá de todos los colores y objetivos, tanto de los favorables a las grandes empresas como de aquellos que defienden a los consumidores.

Por concretar aún más, mojándome como dirían algunos...propongo que se renacionalice el sector eléctrico y el de las telecomunicaciones, pero a nivel comunitario europeo. Dos grandes empresas comunitarias que presten el servicio de energía eléctrica y de telecomunicación a todos los consumidores europeos, controlada su gestión por la Comisión Europea y el Parlamento Europeo.

El plan de inversiones podría asegurarse económicamente y racionalizarse la ubicación de las plantas generadoras, y lo que empieza a ser más importante, asegurar el desarrollo y mantenimiento de la red de distribución o de las redes de telecomunicación. ¿No les parece absurdo que tengamos planes energéticos a nivel estatal en la Unión Europea, dando lugar a que en Francia apuesten por la energía nuclear a gran escala y a pocos kilómetros de la frontera, no podamos decir nada los que recibiríamos el escape radioactivo en caso de fallo de esas centrales? ¿Tiene sentido que los alemanes puedan pagar más caro el gas ruso, y los ucranianos en el medio del camino, con el gasoducto pasando por su territorio, corten el grifo diciendo que si no hay para ellos no hay para nadie? ¿Podemos seguir así mucho tiempo? ¿Tiene sentido que cada Estado nacional europeo tenga que buscarse la vida en el mercado mundial para conseguir petróleo barato...para asegurar su supervivencia?

Si hablamos de las telecomunicaciones, las grandes empresas como Telefónica y Vodafone, nos empieza a advertir de que la tarifa plana está en entredicho, que es insostenible económicamente para ellos. Nos la ofertan, nos la proponen como un gran avance, y luego...nadie es capaz de invertir en hardware, en instalaciones, para hacer sostenible el nuevo modelo social que nos han invitado a crear. Si es tan necesario, y yo así lo creo, tal vez, o casi seguramente, será el momento de pensar en retomar entre todos estas inversiones tan necesarias para el crecimiento y desarrollo económico y nacionalizarlas. Quizá una tasa especial por descargas masivas permita hacer más sostenible el modelo. Quien más use las descargas, más deberá contribuir a las arcas de Hacienda para que se invierta más en telecomunicaciones. Creo que nos mereceremos un ancho de banda de 200Megas como poco o incluso mil si me apuran...El falso libre mercado que los neoliberales nos indujeron a creer que existía nunca lo desarrollará, o no para los mercados secundarios de los que somos parte, queramos o no queramos aceptarlo.

O nos unimos como consumidores o no tenemos nada que decir ni influenciar. Y qué mejor manera que asociar consumidor con votante...la clave está por tanto en renacionalizar los mercados básicos para tener voz y voto.

miércoles, 25 de agosto de 2010

La ventana de oportunidad...

Es un término conocido en el ámbito de la Ciencia Política, sobre la que se ha escrito mucho, y que algunas personas (pocas, pocas en general, políticos incluidos) saben utilizar sabiamente. ¿Recuerdan los lectores el famoso cuaderno azul del ex-presidente Aznar? Rápidamente salía por su boca aquello de "éso no toca ahora". No hay expresión más simple para definir lo que es una ventana de oportunidad.

Pues bien, ayer mismo, yendo de compras al hiper con mi mujer para reponer las vacías baldas de los armarios de la cocina, oímos en la radio, concretamente en la cadena SER edición local de Bilbao, una conversación entre una periodista de esa cadena y el Alcalde de Bilbao, señor Azkuna. Aunque nosotros en el coche íbamos en una pequeña caravana ( es decir, que no íbamos a la velocidad de crucero que a mí me gusta llevar ) comentando precisamente la relajación general del conductor promedio de agosto en Euskadi, que apenas si necesita correr, sin presiones de furgonetas de reparto necesitadas de acelerar las entregas pendientes de mercancía, el tono del señor Alcalde en la radio iba subiendo progresivamente, pregunta tras pregunta de la periodista. Aquello ya nos hizo "pegar la oreja" a la conversación que hasta el momento venía a ser poco más o menos lo de siempre, que si las fiestas son mejores o peores, que si más gente, que si el tiempo acompaña, vamos, lo típico de cualquier Semana Grande bilbaina. Pero las preguntas ya no eran de ese tipo y el Alcalde comenzó a mosquearse.

Le preguntaba por la izada de banderas...por la prohibición o no de las corridas de toros...por el botellón de jóvenes junto al Guggenheim en plenas fiestas...Vamos, que Azkuna explotó, y a mi juicio con razón. Su argumento se apoyó precisamente en el concepto de ventana de oportunidad, que la periodista no supo entender. Ahora no toca hablar de esos problemas. Si estamos en fiestas, si queremos vivir unos días relajados y sin dejar aparecer en nuestras mentes los problemas que nos acucian a diario, ¿por qué tenemos que traerlos continuamente del destierro temporal al que los hemos enviado? ¿Por qué politizar el momento? ¿No hay otros foros más adecuados para tratarlos? Seguro que sí, nada menos que 358 días al año, una vez restada la Semana Grande.

Sinceramente yo habría actuado igual que Azkuna con respecto a las preguntas de la periodista. Intento practicarlo en mi propia vida, no preguntando aquello que me dice mi instinto o mi experiencia o ambas cosas, que no es el momento, y que voy a causar tal desasosiego en el interpelado que muy probablemente salga con evasivas o con un conjunto de truenos lanzados por su boca que no me agradará oir.

Y a la periodista le diría que piense un poco más en su audiencia, y en el momento que está viviendo esa misma audiencia. ¿De verdad cree que le interesa a alguien que le pregunten al Alcalde por el botellón del Guggenheim cuando a lo largo del recinto festivo hay un botellón gigante "legal" de txoznas...? El alcoholismo de los jóvenes es ya un problema muy importante que debemos afrontar de una vez por todas, pero precisamente en plenas fiestas, donde corren ríos de alcohol por todas partes, no puede darse el caso de que la ventana de oportunidad esté abierta para hablar sobre ella. Tome nota la periodista, guarde el asunto en su cuaderno azul y vuelva a la carga dentro de un par de meses, en plena campaña electoral para la alcaldía...Ahí estará abierta de par en par y toda su audiencia deseando escuchar la opinión del señor Azkuna y sobre todo de lo que pretende hacer para resolverlo. Paciencia, mucha paciencia...que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio.

lunes, 23 de agosto de 2010

Impuestos y servicios públicos

Veníamos de París mi mujer y yo en el coche, ayer domingo, y comentábamos la diferencia enorme de precio de la gasolina sin plomo de 95 con respecto al que tenemos en España. Las colas cuando íbamos en el viaje de ida, antes de la frontera de Hendaya eran enormes, y con mi mala costumbre de no aguantar en una cola ( otro día hablaré sobre las colas ) decidí convencerme a mí mismo y también a mi mujer (porque el sobrecoste lo compartimos ) de no perder el tiempo y cruzar la frontera y repostar allí. "Total, por un par de euros en un depósito completo..." me dije y le dije. ¡¡Qué error!! Mi nula preparación del viaje me hizo ignorar una buena pregunta al oráculo "Google": precios de la gasolina en Francia. La respuesta me hubiera convencido de recargar a la altura de Zarauz y no apurar tanto. Nada menos que a 1,48 euros el litro. ¡Un 35% más caro que en España!

Y precisamente la reciente propuesta de "pensamiento" sobre la relación entre volumen de impuestos y calidad y extensión de los servicios públicos que nos ha hecho llegar con agosticidad manifiesta el ministro Blanco, me hace reflexionar sobre si realmente la regla de más impuestos, más y mejores servicios es válida. Indudablemente, alguien de izquierdas como yo debiera apostar por un sí rotundo, y lo es, pero, pero, pero...lo que he visto en Francia no me conduce a pensar que se pueda llegar a creer que es una regla proporcional. Para los que no estén duchos en Matemáticas, quiere decir la regla proporcional que a más impuestos mejores servicios, tanto por tanto. Según dicha regla, un 35% de impuestos más en combustibles, concretamente en el de la gasolina, debiera significar un 35% de inversión en carreteras francesas.

Pues bien, no creo que haya sido así mi experiencia, y eso que he realizado un viaje largo, de más de 1.800 km a través de Francia. Realmente no están mal, ni mucho menos, teniendo en cuenta además su sencilla orografía, con tachuelitas en el camino, tipo puerto de montaña de quinta categoría. Si hablamos de los túneles, ya es otra cosa. Está claro que no tienen muchos, prácticamente desde la frontera, el primer túnel que encontramos se situaba en la periferia de Paris, y en general están bastante mal iluminados. Dos equivocaciones en nuestro camino fueron debidas indudablemente a esa mala iluminación, la suciedad de los carteles y a lo reviradísimo del recorrido, con curvas pronunciadas en el interior de esos túneles. No es mi objetivo decir que en Francia las carreteras y autopistas son malas, al contrario, son buenas, pero no mejores que las de aquí.

Realmente lo que pretendo hacer ver y llevar a reflexión en el lector es la posible no existencia de esa regla proporcional entre volumen de impuestos y de servicios. Cuantos más años voy cumpliendo como funcionario y como ciudadano que paga impuestos, más me convenzo de la existencia de algún tipo de regla no proporcional, algo así como de saturación ( una asíntota para los matemáticos ), o como una nueva aplicación de la regla de Pareto del 80/20, de que las pequeñas mejoras conseguidas en los servicios públicos deben hacerse a costa de un incremento escandaloso de impuestos, al menos cuando la subida se realiza en un periodo corto, digamos de menos de 5 años.

Y aquí me introduciré en un área resbaladiza de la Política Fiscal: los impuestos especiales. Explicaré al lector por qué llego a este área. Si algo me molesta profundamente es conocer por los funcionarios dedicados a la recaudacion impositiva, a la inspección fiscal y similares, nos informen de que dejamos de recaudar un 25% de impuestos por fraude fiscal, por insolidaridad fiscal, por falta de control de los ingresos no declarados de un buen porcentaje de ciudadanos. Si tienes la "desgracia" de tener una nómina controlada por el fisco, el asalariado corriente, sea funcionario o trabajador del sector privado, pagas y pagas y vuelves a pagar: IRPF, IVA, donaciones, etc y etc. Y sin olvidar además los impuestos especiales. Todo acaba en las arcas de la Hacienda Pública, todo. No todos hemos puesto lo mismo en ese fondo común, pero todos utilizamos las carreteras y autopistas, tanto conductores de vehículos privados como el resto de ciudadanos a través del transporte de mercancías por carreteras o de autobuses o de ferrocarriles o de aeropuertos y puertos.

Es evidente que la inversión en redes de transporte da lugar a un salto considerable en el desarrollo de un país, de modo que no puede pararse ni en tiempos de crisis económica como en la que vivimos. Por tanto, si por una parte, la presión fiscal de los "nominados" empieza a ser inaguantable y por otra todos necesitamos y hacemos uso del bien público "redes de transporte público", propongo visualizar de un modo más claro para el ciudadano qué impuestos se destinan al mantenimiento y desarrollo de esa red de transporte. Por ejemplo, obligando a dejar claro en la nota de pago de gasolina o de los billetes de autobús o ferrocarril, cuánto ha sido de IVA y cuánto de impuesto especial de hidrocarburos, que más bien cambiaría de nombre y concepto a "impuesto especial para redes de carreteras y transporte público". Al menos éste, lo pagamos todos. Cuanto más usemos la red, más pagaremos, y por tanto, más fondos públicos habrá para ampliarlas y mejorarlas. Pero entre todos los usuarios. Es más, tal vez debiéramos ir pensando en una tasa o precio público por utilizar el vehículo privado en las carreteras públicas, parecido a la tasa de transporte, que está graduada en función del ámbito territorial: local, provincial o nacional. Ya sé que sería difícil de gestionar ( o no ) pero indudablemente lo que pretendo hacer llegar al lector son algunas reflexiones en la búsqueda de una nueva Política Fiscal que tienda hacia la eliminación del fraude fiscal de aquellos que están lejos del alcance de la Inspección Fiscal, y por tanto, de colaborar como cualquiera en el pago de los servicios públicos que utilizamos todos, porque para eso precisamente pagamos impuestos.

Arrancamos

Primer día, primera hora, primer minuto del diario de este ciudadano anónimo que de una manera inoportuna, la mayoría de las veces, se dedicará a comentar todo lo que le pasa por la cabeza sobre los temas que aparecen en la presentación de este blog: nuestra sociedad, nuestros gobiernos ( en plural, por supuesto ) y nuestras administraciones públicas ( en plural y en minúscula, porque no se lo merecen hoy por hoy; tal vez uno de los objetivos que debamos imponerles sea precisamente conseguir la Mayúscula para su primera letra ).

Vamos allá, sin plan concreto de temas sobre los que hablar. Lo bueno de un blog como éste seguramente es la facilidad con la que puedes desconectarte de su seguimiento si el articulista/bloguista "se le va la pinza", aunque yo pediría al lector un poco de aguante, porque a lo mejor recibo un fuerte electroshock que me hace recobrar el buen juicio y una merecida lectura y posterior reflexión.

Si eres un político con minúsculas, te sentará bastante mal lo que leas, pero si crees en la Política, aguanta el tipo y "conviértete" definitivamente a la secta de los iluminados que seguimos creyendo en el compromiso con lo público y en el rechazo a la Ley del mas Fuerte y seguir siendo lobos...