jueves, 27 de marzo de 2014

Los tigres de papel también pueden morder


El título puede tomarse de múltiples formas: como aviso a navegantes, o como premoniciones que se cumplen o simplemente el deseo inalcanzable de quien esto escribe. Y es que poco a poco voy terminando el libro de Ignacio Sánchez-Cuenca "La impotencia democrática" y no dejo de asombrarme de mi propia ceguera durante los pasados años, más o menos coincidentes con esta larga, ya muy larga crisis-depresión-estancamiento económico que venimos padeciendo en España y por extensión en casi toda Europa.

Efectivamente, me siento como el apóstol Pablo cuando se cayó del caballo camino de Damasco y de repente alguien le abrió los ojos. Lo sospechaba, es cierto, algo barruntaba, pero como yo soy tan desconfiado en general, no me atrevía a ponerlo por escrito, no sea que alguien me tomara por difamador, por calumniador sin pruebas, como agitador social de los que no gustan al establishment político-económico que nos gobierna en Occidente.

En esta ocasión, las sospechas se confirmaron al leer la tristísima frase "...Tanto el gobierno de los últimos años de Zapatero como el de los primeros de Rajoy han sido insensibles al drama de los deshaucios. Cuando llegaron al Parlamento propuestas a favor de la dación en pago, el PSOE y el PP se unieron para rechazarlas." Nos añade el autor cuatro citas concretas desde 2010 a 2012 en las que ocurrieron estos hechos. En el día a día, ya vemos que a la mayoría de las personas de bien, se nos escapan estas noticias, no se les da cancha en los medios, tanto los controlados por el poder conservador como tampoco en la poca prensa libre institucionalizada que aún queda.

No sé qué opinará el lector, pero a mí, desde luego que me resulta muy chocante, extraño e incluso irritante que un partido de izquierdas haya actuado de ese modo. La explicación viene unas páginas más adelante en el libro citado cuando dice "...en los últimos años la ortodoxia económica se ha ido haciendo más monolítica, de tal manera que la comunidad de expertos de la que se extraen las personas que luego adquieren responsabilidades en la toma de decisiones tiene, al menos en España, un sesgo liberal evidente." Y más adelante "..., en España no hay economistas socialdemócratas o, si los hay, no están en las posiciones de influencia y reputación profesional que los hagan elegibles para entrar en un gobierno progresista".

Contundente lo que dice el autor, ¿verdad? Pero por qué pasa todo esto dentro de los partidos políticos de izquierda. De los conservadores no tenemos demasiadas dudas. Utilizan el sistema de co-optación, elección inter-pares o como queramos llamar al procedimiento, en suma, elegir a uno de los nuestros, alguien que defienda la ortodoxia económica a ultranza.

La cuestión es, sin embargo, otra bien diferente. ¿Por qué no hay economistas socialdemócratas con posibilidades de ser elegidos para ocupar puestos de responsabilidad en los pasados y en su caso, futuros gobiernos de los partidos europeos situados a la izquierda del pensamiento político? ¿Qué hace que no sean "ministrables" si es que hubiera esos economistas "rojos" con pensamiento económico alternativo? A primera vista, podría pensarse que tiene que ver con la propia profesión, dada la inconmovible unidad de pensamiento que nos muestran en los medios de comunicación habituales. Es decir, economista+progresista es una situación hipotética que queda falsada con los números, con los datos recogidos en el mundo real si nos atenemos al éxito en alcanzar el poder político decisorio. O también, la alternativa, si eres economista y quieres tener alguna oportunidad de gobernar, no perteneciendo a la élites, deberás afiliarte a un partido de izquierdas y allí esperar "la llamada" cuando por alguna chiripa, tu partido alcance el poder tras unas reñidas elecciones, las más de las veces, sin nada de pesar, como un gran alivio, en situación de minoría mayoritaria, obligado a pactos de todo tipo, que impedirán que se visualicen el verdadero ideario político-profesional de ese economista.

Pero ¿así ?, ¿tan fácil les resulta? ¿Qué ocurre dentro de un partido de izquierdas, qué extrañas dinámicas interpersonales, agrupaciones de votos, caciqueos o simple, llano y democrático debate abierto, conducen a la toma de sus órganos de poder? Parece ser que la cuestión económica tiene su influencia. No se sabe muy bien cómo, pero a trancas y barrancas, se logran cubrir los elevados gastos generados en las campañas electorales. Debe ser así, porque cualquier intento de hacer lo mismo con otro nuevo partido o agrupación de votantes, se encuentra con un muro infranqueable, el de su financiación. Y quien consigue "la pasta" para continuar sin duda tiene futuro en política, tiene caché, tiene "la solución"  y por tanto, hasta cierto punto, la sartén por el mango. Y si no, que se lo digan a tantos y tantos salvadores de equipos de fútbol en quiebra técnica que traen dinero fresco y a cambio, alcanzan la presidencia de esos clubes de fútbol.

Tal vez haya que reconocer que no hay  nada nuevo bajo el sol, que no es otra que quien tiene, puede, y quien no tiene, mendiga. Y en este caso de los partidos de izquierda, quien  resuelve el problema de la financiación de la costosa maquinaria de partido, exigirá su cuota de poder interna, y que para tener ese respaldo económico, en forma de "perdones", "quitas" y otras maniobras bancarias similares, debes alinearte con ese poder económico establecido, disimulando ante tu grey que ya no eres el que predicas, y que si tienes suerte y vives un periodo de expansión económica con superávit fiscal, podrás exigirle a tu Ministro de Hacienda que suelte la gallina, muchas gallinas para calmar a las bases, notablemente mosqueadas con lo que observan de tu actuación gubernamental.

El misterio de la ausencia de economistas-progresistas en las élites dominantes de los partidos de izquierda tradicional se podrá explicar así, con un "nunca me venderé a la Banca", con un inconmovible mantenimiento de principios. Algo elogioso desde mi punto de vista, pero está claro que algo más debemos hacer para evitar pedir prestado ese dinero que tanto sudor y tantas traiciones al ideario socialista causa.

Y aquí llegamos al momento de las propuestas, que se pueden concentrar en las siguientes:

Primero. Reducir notablemente los aparatos o  burocracias internas de esos partidos de izquierdas. No podemos aceptar que alguien desde dentro nos diga que tiene que ganar tanto o cuanto, porque..."pierdo dinero". Sinceramente, alguien debe decir bien alto  y claro que a la política, y concretamente, a la defensa de la politica progresista, se debe llegar para perder dinero. Es un "lo tomas así o lo dejas", e incluso, aún mejor, una renovación basada en el voluntariado efectivo. No podemos estar pensando continuamente en que la derecha nos va a meter submarinos, espías o como queramos llamarles. La transparencia ideológica tiene que ser la norma, y por tanto, cualquier ciudadano o ciudadana (incluyendo a los líderes de la oposición conservadora, por supuesto) debe poder adivinar sin lugar a la menor duda, qué es lo que pretende hacer el partido y qué posición se ha tomado sobre cualquier asunto objeto de debate.  Podrá parece inicialmente ingenuo y atrevido, pero claramente libera de ataduras, guerras de cifras, batallas mediáticas insulsas, y sobre todo del "y tú más".

Segundo. Reduciendo gastos fijos, y tirando del voluntariado, tal y como hemos comentado en la propuesta anterior, podremos hacer efectiva la segunda propuesta, que pasa por la contribución efectiva de las bases y simpatizantes con dinero, mediante campañas de recogida de fondos por internet, colectas o como queramos llamarlo. Es decir, devolviendo la autonomía económica del partido a su punto original, y haciendo que todos seamos muy libres de elegir a quien consideremos el mejor líder, sin que nadie nos tenga que decir que es el salvador, que trae avales, perdones y quitas bancarias, y que sin él, a quien todo le debemos, el partido se va a pique irremediablemente. Esa autonomía conseguirá que las bases, los simpatizantes y todos aquellos que aporten trabajo y pequeñas cantidades de dinero, sean las verdaderas dueñas del partido y por tanto, que nadie se sienta avergonzado de tomar decisiones muy alejadas del ideario, y que seguro que nadie hubiera adoptado en una asamblea general con voto secreto.

Como colorario y advertencia a quienes no les guste estas propuestas, les recordaré que otros a su izquierda ya han comenzado a actuar así, y que, aun reconociendo que son tigres de papel, podrían dar un buen mordisco en las próximas elecciones europeas. Para estas no estamos a tiempo de cambiar, pero sí para las siguientes.