martes, 3 de marzo de 2015

La sociomicrobiología: enseñanzas para luchar contra la corrupción política

Estaba leyendo el articulo de Carl Zimmer "Un punto débil de la resistencia bacteriana" en el último número de Investigación y Ciencia (nº 462 de marzo de 2015) cuando de repente tuve una iluminación, o como algunos psicólogos también definen como una breve ocurrencia de pensamiento lateral.

Tal vez fuera sólo fuera una natural asociación de ideas, bastante vulgar y poca imaginativa por otra parte, de bacteria y político corrupto. Y es que el artículo, a partir de ese momento me lanzó hacia un profundo estado de concentración y ensimismamiento productivo. Un cuadernito de ideas desplegado sobre mis rodillas y un bolígrafo casi sin tinta me permitieron recoger algunos esbozos de lo que podría ser una entrada en este blog que nos ayudara a todos los que estamos embarcados en una propuesta de cambio político radical para redefinir las estrategias de lucha contra los males enquistados de las sociedades posindustriales en las que vivimos o incluso algunos simplemente sobreviven.

Pero sin más dilaciones hagamos un breve resumen de las principales ideas científicas que Zimmer expone con una gran claridad, incluso para los que somos simples aficionados a la Biología, y que desde Bachillerato no hemos vuelto a tener una relación directa e intensa. Bien es verdad que la lectura de ciertos artículos nos ha ayudado a mantener el interés en la materia, pero nunca hubiera pensado en aquellos inocentes años las segundas lecturas que podría tener para un adulto como el que escribe, vapuleado por la Vida, desengañado de mucho, pero con la ilusión aún firme en que un mundo mejor es posible.

Nos dice Zimmer que la sociomicrobiología es una disciplina naciente, incluso ninguneada por algunos científicos, pero que Kimmerli y Pepper, dos de sus destacados defensores, consideran que puede servir para idear una nueva estratagema con la que combatir las bacterias patógenas resistentes a los antibióticos. Todo ello mediante la interrupción de los procesos de comunicación y cooperación bacterianas. Según ellos la teoría evolutiva predice la dificultad que tendrán las bacterias para adquirir resistencia a "fármacos antisociales".

Es una evidencia científica que los antibióticos producidos desde hace años, en sucesivas generaciones, acaban siendo poco o nada útiles para luchar contra infecciones provocadas por bacterias que han adquirido resistencia. Es una angustiosa carrera hacia lo desconocido, en la que nunca sabemos a ciencia cierta si los laboratorios lograrán llegar a tiempo, antes de que una nueva pandemia se extienda por este mundo globalizado dejándolo todo patas arriba como la Peste Negra en el siglo XIV.

La verdad es que es motivo de preocupación, y cualquier intento por divergir de las líneas de investigación clásicas chocará contra el stablishment científico. Es lo que Popper definió como entrada en un nuevo paradigma. ¿Pero en qué se basa?

Según los sociomicrobiólogos, los microorganismos viven hacinados en comunidades donde la comunicación y la cooperación abundan. Cuando una bacteria penetra en un hospedador lanza moléculas señalizadoras que otros miembros de su especie perciben por medio de receptores especiales. Y según ellos, si muchas bacterias detectan la presencia de congéneres, comienzan a cooperar para levantar un refugio.

Una gran parte de esa cooperación consiste en la aportación de determinados compuestos al bien común de la colonia bacteriana, a diferencia de los bienes privados que sólo son aprovechados por la propia bacteria que lo ha fabricado. Y claro, como comentan los sociomicrobiólogos, este comportamiento puede considerarse como una paradoja darwinista. Los que se aprovechan de los bienes comunes sin producir nada a cambio podría causar una ventaja competitiva en el proceso evolutivo, acabando por extinguir a quienes son más "comunitaristas".  Algo raro había ahí, y los sociomicrobiólogos comenzaron a investigar cómo las bacterias "responsables" mantenían a raya a las bacterias "aprovechadas".

A la vez, comenzaron a preguntarse si la línea de investigación clásica que produce antibióticos que ataca únicamente los bienes privados de las bacterias podría ser una carrera que acabaría en un callejón sin salida. La pregunta que se hicieron fue la de combatir los bienes comunes de las colonias. Parece lógico pensar que las bacterias no lanzarán medidas de resistencia contra fármacos que alteren los  bienes comunes. Las bacterias mutantes no tendrían  ninguna ventaja evolutiva sobre sus congéneres que no hayan mutado para imponerse y triunfar en la cadena evolutiva.

Quien quiera conocer los resultados de los primeros ensayos reales puede leer el artículo, algo que recomiendo. Pero como decía al comienzo de esta entrada del blog, a mí personalmente me ha inspirado para intentar transferir este conocimiento científico hacia el campo de la Política, y más concretamente el de la lucha contra la corrupción política.

Las líneas de trabajo actuales las vemos a diario en los medios de comunicación: investigaciones policiales complicadas, difíciles y que dan lugar a procedimientos judiciales larguísimos, por lo tanto, muy caros para la sociedad, y que no siempre consiguen que sea devuelto todo aquello que fue robado. Como algunos dicen, les compensa robar en grandes cantidades para pasar luego poco tiempo en cárceles de baja seguridad.

Pero tal vez, la sociomicrobiología nos permite cambiar de encuadre el problema. Si asumimos que los políticos corruptos funcionan como colonias de bacterias dañinas, que colaboran entre sí aportando bienes comunes para su autodefensa y desarrollo, en este caso, dañinos para el hospedador, la Sociedad, entonces podría ser que la idea no vaya demasiado desencaminada.

Por ejemplo, las técnicas de cooperación son fácilmente detectables. El mejor ejemplo lo tenemos en los paraísos fiscales, bien nutridos de banca especializada, delegaciones, instrumentos de desfalco y movimiento de capitales con total impunidad, libres de impuestos. Más técnicas de cooperación entre corruptos las encontramos en las SICAVs, que permiten acumular enormes capitales en forma de impuestos no pagados al resto de la Sociedad (léase al organismo hospedador, hablando en términos de Biología).

Los medios de lucha hasta ahora utilizados pasan siempre por el ataque indiscriminado a toda la Sociedad, como si estuviéramos siendo sometidos a un tratamiento de quimioterapia que te deja completamente destrozado, eso sí, acabando en su caso con las células malignas. Suelen ser leyes generalistas, enormemente duras con la totalidad de los miembros de la sociedad pero que en muchos casos difícilmente alcanzan a los corruptos, pero que a su vez, dejan la puerta abierta en materia penal para que muchos delitos prescriban con relativa facilidad en un pequeño lapso de tiempo, teniendo en cuenta el daño causado. A la vez, se extiende a la generalidad de los funcionarios la sombra de la duda.

No hace ningún bien esa forma de tratar la corrupción. Como una Hydra, constantemente se renuevan, adquieren "resistencia" a los fármacos empleados y terminan por hacerse con su botín.

Ahora bien, si utilizamos las técnicas de los sociomicrobiólogos, deberíamos atacar a los bienes comunes de los corruptos. Intentaré aportar algunas ideas que van en esa dirección:

- Penalización fiscal del capital improductivo y de la herencia "abultada".
- Incremento notable de la fiscalidad sobre bienes suntuosos.
- Bloqueo y eliminación de los paraísos fiscales.
- Imposición de la tasa Tobin en las transferencias monetarias internacionales.
- Imposición de la Justicia rápida.
- Incremento de penas para quien no devuelva lo robado, incluso la cadena perpetua.
- Publicidad de la riqueza de cada persona.
- Incremento de penas para quien se aproveche de la publicidad anterior para delinquir atacando y robando.
- Modificación de la LOPD para eliminar cualquier restricción de publicidad sobre salarios y bienes.
- Expulsión de la carrera administrativa y  judicial, y de la carrera política a quienes hayan sido condenados por corrupción.

Como pueden comprobar con estas propuestas, algunas ciertamente radicales, lo que se persigue es que no merezca la pena robar lo que es de todos, y eliminar cualquier posibilidad de auxilio mutuo entre políticos corruptos y corruptores. Espero sinceramente que nos sirva para reflexionar sobre este difícil asunto que tanto daño nos está haciendo.

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