sábado, 10 de mayo de 2014

Políticos, pseudopolíticos y tontos.

La verdad es que he estado un poco alejado de este blog, sin publicar nada nuevo desde marzo. La culpa la tiene el proyecto ilusionante en el que estaba comprometido hasta las cachas. Y una vez que concluyó, que cumplí con mi deber autoimpuesto, me siento un poco más libre de tiempo para volver a este observatorio de la Política y de  la Administración Pública,  así como a la sociedad a la que deberían servir las dos primeras.

Sí, deberían es la forma verbal escogida, porque leyendo noticias como está publicada en El Correo del 09 de mayo, no puedo escribir otra cosa. Parece realmente lamentable que existan pseudopolíticos que se dedican a "ordenar" cambios de tulipanes en los jardines de los edificios administrativos oficiales porque en su mente infantil se componen banderas españolas, senyeras, o cualquier otra posible que combine el rojo y el amarillo. Y además me ha llamado poderosamente la atención la lectura de más de trescientos comentarios enviados por lectores de la edición on-line del Correo, al hilo de la noticia antes indicada. 

Una cifra tan abultada podría servirnos como indicador del grado de interés que ha despertado, y que la sociedad vasca (en este caso, porque en todas partes cuecen habas...) ha intentando salir al paso y dejar bien claro la tontería mayúscula que ha cometido el citado político (ni lo nombraré para no dar publicidad innecesaria en los buscadores y robots de internet). Pero no, no ha sido el caso. Se ha liado una buena entre españolistos y vascolistos. De vez en cuando alguna voz inteligente dejaba claro que su indignación procedía del coste de cambiar esos tulipanes, vamos, que le daba igual si formaban una bandera rojigualda o rojiblanca, que el problema era otro, la inmadurez de quien teniendo poder político, lo utiliza para semejante mamarrachada.

También había en el sector vascolisto, que ahora le toca defender una gestión pública nacionalista, personas que no se creían la noticia, que aseguraban que era un mal chiste, que no podía ser cierta. Y entonces sí que me deja preocupado el nivel de ceguera absoluta que tienen esas personas, algo que lamentablemente se repite en toda la geografía española, incluyendo por supuesto el País Vasco. Es un problema nacional, un problema de los nacionales, de los paisanos que viven en esta piel de toro: si son, si pertenecen a alguna cofradía, partido político, sindicato, asociación, fundación, y se encuentran sentimentalmente implicados, entonces no hay nada que pueda hacerles cambiar de opinión respecto a los problemas, torpezas, insensateces, barbaridades y por supuesto, delitos que hayan podido cometer sus correligionarios, porque ese es el nombre que mejor puede describirles. Les defenderán a capa y espada, y vomitarán el consabido "y tú más, y vosotros más...".

En cualquier caso, y para alguien como yo que ya tiene muchos años de convivencia con ellos, sabe que es cierto, que la noticia vendrá de alguna buena fuente, y que será otro caso más a anotar en ese cuaderno de la vergüenza que cualquier funcionario/a profesional, dedicado a su labor diaria, va escribiendo día a día según la vive en sus propias carnes. Yo mismo tuve que soportar una impertinencia laboral de ese tenor a cuenta de una banderita española que molestaba muchísimo junto a los teléfonos de una página web. La citada banderita la incluía el programa SKYPE como una opción que permitía asociar el código telefónico del país. 

Uno ya ha vivido muchas experiencias deprimentes causadas por pseudopolíticos, pero aquella me provocó asombro al principio, y luego tanta hilaridad al comprobar lo fácil que se podía hacer desaparecer la banderita, y la ignorancia supina del político quemador de banderas españolas, que decidí hacer un mutis por el foro mental, prometiéndome a mí mismo distanciarme lo más posible de semejante figura del toreo. En resumen, que sí es verdad, que por desgracia los pseudo políticos y los tontos campan a sus anchas por las oficinas del gobierno y de las Administraciones Públicas. Que nadie lo dude.

Pero ¿qué podemos hacer? Es la hora de las propuestas, y al menos una clara tengo que proponer. Basta ya de decisiones arbitrarias de este tipo de inútiles que se dedican a malgastar el dinero público. Tener un alto cargo en un ministerio, o en una consejería no debe ser ya ocasión para que haya decisiones que pueda tomar y sobre las que no tiene ningún conocimiento técnico, ni económico de sus actuaciones. Un consejero de Sanidad no podrá ya dar órdenes sobre los colores de los tulipanes de su jardín. Es más, propongo que tampoco puedan cambiar los muebles de sus despachos cuando llegan al poder, o de los modelos de los coches oficiales que utilizarán. Deben dejarse esas decisiones en manos de los profesionales que conocen técnicamente esas materias y que responderán ante la ciudadanía de los costes derivados. Y lo más barato es no cambiarlos cada dos por tres.

A los tontos y a los pseudo politicos les tenemos que quitar el bidón de la gasolina de las manos o nos quemarán, primero el monte, y después el resto del país. Basta ya de tonterías. 

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