sábado, 12 de enero de 2013

Políticos: ¿nuestros o élites autónomas?

Tras la pausa de las vacaciones navideñas, volvemos a retomar la actualización de este blog con mis opiniones sobre la realidad social de España, y la verdad es que no me está costando nada ponerme a ello, dada la catarata de noticias políticas y económicas de todo pelo que pueblas los medios de comunicación. De tantos motivos para escribir y opinar y proponer alternativas, no encuentro el modo de centrarme en uno de ellos. Tal vez, el que más me esté "motivando" sea el escándalo del acuerdo extrajudicial entre los encausados del caso Pallerol, pertenecientes al partido Unió Democrática de Cataluña y la Fiscalía. Hacía ya mucho, mucho tiempo que no observaba una indignación tan manifiesta en la voz de Angels Barceló en la SER, la noche en la que escuché su relato de los hechos.

Era evidente que esperaba más, y no sólo ella, sino todos aquellos que estamos siguiendo día a día lo que nuestros políticos están haciendo con nuestro País. He escrito "nuestros" y la verdad es que algo ha chirriado en mi mente inconsciente que ha movido a mis ojos a retroceder hacia esa palabra. He dudado en cuanto a modificar el determinante de "políticos" con un más indeterminado "los", pero no. Es necesario que ese chisporroteo de indignación en mi mente sirva para dar un título a este post.

He de reconocer que el título de cualquier libro, de cualquier artículo, siempre me ha cautivado, como una greguería bien compuesta, como las de nuestro insigne Ramón Gómez de la Serna. He repasado algunas que me encantan, como la que reza "Los que matan a una mujer y después se suicidan debían variar el sistema: suicidarse antes y matarla después" y esta otra encantadora "El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie". No me digan que no están creadas con inteligencia y arte. No he conseguido nunca redactar ninguna que  merezca la pena publicar en este blog o en cualquier otro medio, pero en cualquier caso, la redacción del título de cada entrada me lleva mi tiempo. En esta ocasión, en la que tantos motivos para escribir bullían en mi interior, el título se me escapaba hasta que la periodista Angels Barceló me mostró el camino, como se suele decir en un lenguaje algo más espiritual "me iluminó": quería hablar de la nula conexión entre la clase política española (y sospecho que la europea, la rusa y la norteamericana no le andan muy a la zaga) y su pueblo, el pueblo español.

A raíz de lo que hemos conocido del caso de corrupción "confesa" del caso Pallerols, y de las palabras rescatadas de las hemerotecas atribuidas al diputado Durán y Lleida acerca de una hipotética dimisión, abandono de la política si se confirmaban aquellas noticias de ya muchos años (la Justicia es muy  lenta en nuestro país, y además le ponen palitos en la rueda constantemente, además de unas tasas judiciales que bloquean cualquier iniciativa popular...), todos los medios se han lanzado a su recordatorio machacón:  "lo dijiste, lo dijiste...cumple, cumple tus promesas". Es evidente que no lo va a hacer, al menos, yo apuesto por esa opción que voy a intentar explicar, sirviendo además como pie para una generalización de lo que vengo confirmando desde hace ya varios años (creo que me he unido a este coro de descreídos un poco tarde, según ellos).

En el caso que nos ocupa, durante uno de los programas de Salvados, de mi admirado Jordi Evole, éste le hizo una entrevista-auditoría al señor Durán (junto a otros más miembros del Congreso). No sé lo que opinarán aquellos que quieran volver a ver ese episodio, pero a mí se me quedó grabado a fuego en mi mente, la enorme presión que quiso infundir en J. Evole mediante continuos ataques a su labor como periodista, haciéndole saber que todo aquel conjunto de programas estaban haciendo mucho daño, y que no ayudaban en nada. Fue profundamente decepcionante para mí oír aquello de una persona a la que consideraba de los pocos políticos profesionales que tenían unas convicciones de defensa de lo público, entiéndase por ello tanto las instituciones políticas como de los servicios públicos que las Administraciones Públicas prestan a la ciudadanía española. Lo fue por su evidente mal talante al no aceptar las críticas directas e indirectas que se vienen haciendo en el programa, siempre envueltas en un estilo de periodismo de investigación y auditoría pública.

No siempre estoy de acuerdo con lo que se presenta en el programa y sobre todo en cómo se conduce. La verdad es que son muy pocas veces los momentos de desacuerdo, en los que vengo a decirle a mi Santa "eso no...tampoco es así..." Pero en esta ocasión es evidente que quien se dedica a lo público desde hace tantos años no puede reclamar a un periodista afamado (en plena gloria diría yo) que se está pasando porque da a conocer toda la basura que rodea a la política con minúsculas que se practica en España desde hace ya bastantes años. No es de recibo, por mucho que pudiera en ese momento no conocer nada del caso Pallerols (hay que estar en el guindo para no darse cuenta de que al lado tienes a una banda de chorizos en tu propio partido) que pretenda afear y minusvalorar el gran trabajo realizado por el periodista. No voy a decir que le pretendió intimidar, porque para eso ya tuvimos que escuchar al diputado Pujalte, en otro programa, en el que prácticamente le dijo que le quedaban dos telediarios para cerrarle el programa.

Pero es que es mucho menos de recibo que, dando por supuesta la ignorancia y sentido de solidaridad con sus correligionarios de UDC implicados en el escándolo, una vez conocido el acuerdo y la confesión formal "solidaria" (el trágala ha sido en cena compartida), decida olvidarse de lo que dijo y no cumplir. Y no cumplirá porque está convencido de la necesidad de esas operaciones, al igual que casi todos los políticos que conozco por los medios e incluso alguno en vivo y en directo, lo que me da la entrada en la parte en la que explico lo que considero querencia y voluntad de autonomía de los partidos políticos españoles, que llega incluso hasta la absoluta independencia de las necesidades y deseos del pueblo al que deberían representar. Fue el gran lema del movimiento social y popular del 15-M "que no, que no, que no nos representan". El tiempo les está dando la razón y poco a poco, más y más descreídos en la representatividad de la clase política española nos vamos uniendo a ese u otro cualquiera de los movimientos político-sociales que buscan la completa regeneración de sistema político español.

Leyendo hace unos meses un grandísimo libro, tanto por su contenido como por su tamaño de más de 1000 páginas, titulado Historia de la Cristiandad, de Diarmaid MacCullogh, me encontré con ese extraño y oscuro momento en el que las élites dominantes romanas "desembarcan" en la joven Iglesia cristiana, de la mano de un emperador Constantino que da el golpe de efecto. Siempre se habla de aquella declaración institucional en la que el imperio romano de hace cristiano, pero nunca de los detalles político-institucionales a los que condujo: la apropiación por las clases dominantes romanas de los principales puestos directivos, creando incluso la figura de los cardenales o ministros del Papa. Hasta ese momento los obispos se constituían en las cabezas visibles de la Iglesia cristiana en sus territorios (recordemos la etimología de obispo, epi-skopos, el que ve desde arriba). Y desde entonces, la Iglesia oficial, ha dejado de lado a los fieles en cuanto a que sean las iglesias, la reunión de fieles, la que la gobierne, evitando acudir obligada a compartir sus gastos (=necesidades de los pobres de la comunidad) con su feligresía como se hacía en los primeros siglos del cristianismo, tal y como aparece citado en los Hechos de los Apóstoles. La vía escogida para obtener los recursos necesarios para "sus" gastos se vio claramente embebida en los presupuestos del Estado, o en la etapa medieval, en concesiones del poder real para conseguir la autonomía financiera necesaria.

Pues bien, la clase política española actual repite el mismo esquema conductual, imponiendo absolutamente su poder en los grandes y pequeños entramados de bancos y sobre todo cajas de ahorros durante años y años, en los consejos de administración. La relación entre el mundo de la banca y de los partidos políticos principales es estrecha y con caminos de ida y vuelta, de intereses compartidos en forma de préstamos a bajo interés que son devueltos o no, nombramientos de ex-ministros al frente de bancos y cajas, concesiones de préstamos para grandes inversiones que sólo algunos partidos políticos consiguen "montar" pese a que no exista el más mínimo interés social en llevarlas a cabo, simplemente para mayor gloria del partido en el gobierno de turno, y así un largo etcétera. La gran crisis financiera en España tiene su origen en un completo descrédito y ruina total del sistema de cajas de ahorro, totalmente dominadas por los partidos mayoritarios.

Queda claro que el objetivo final perseguido por estos partidos políticos es conseguir la autonomía financiera que les permita prescindir de sus propias bases a la hora de configurar los órganos internos de gobierno de los mismos. No es necesario ya engrasar democráticamente esas instituciones. Se actúa por dedazo y por designación interna de unos pocos que mueven todos los hilos, ya que no necesitan de nadie (financieramente hablando) de las bases para hacer funcionar el partido. ¿Recuerdan ustedes la forma y manera en la que llegó Rajoy al poder en su propio partido? Esperpéntico, si no fuera porque no alcanzó el poder en el gobierno de España hasta el tercer intento después de un vuelco electoral inesperado en marzo de 2004, con un atentado terrorista catastrófico que movilizó la conciencia del pueblo y le hizo rechazar esas componendas. Por eso, Durán i Lleida no dimitirá, porque está convencido de que no ha hecho nada mal. Pero juzguen ustedes mismos a qué conduce esta autonomía de nuestras elites: ¿son los mejores, los más valiosos, los más preparados, los mejores defensores de lo público, o más bien son los más y mejores amigos del que tiene la sartén por el mango en su partido? No es de extrañar que nadie que esté en el primero de los conjuntos antes mencionado quiera saber nada de afiliarse y de defender democráticamente lo que cree que es mejor para su pueblo, para sus compatriotas. Cualquiera se mete en esos avisperos de amiguismo y compadreo.

Y eso que dejo para otra ocasión, la segunda pata de este intento "casi logrado" de autonomía de sus bases, la de la externalización de los servicios públicos, haciendo que se conviertan en CONTRATOS PÚBLICOS lo que era una actividad administrativa pública bien dirigida, profesional y eficiente. ¿Por qué interesa a los partidos políticos que haya mucha más contratación pública? Yo pienso mal y como dice el refrán, acierto. Pero eso es ya parte de otra próxima entrada en este blog y no doy más pistas...

Sólo me resta proponer algunas propuestas, que pasan fundamentalmente por:

  1. Total transparencia en las cuentas de los partidos, que sólo pueden ser financiadas por los afiliados y simpatizantes, con luz y taquígrafos, sin donativos anónimos.
  2. Prohibición de participar a los partidos políticos en ningún consejo de administración de cajas de ahorro y  bancos. Eso es para profesionales, sean banqueros o altos funcionarios especializados.
  3. Anulación de la "puerta giratoria" que facilita el pase del mundo privado al de los partidos políticos, facilitando la corrupción mediante prácticas interesadas alejadas del bien común de la ciudadanía (por aquí vendrá el siguiente post del blog...sí, sí, el caso Güemes. Vaya ya he dado una pista...
  4. Fundar partidos políticos que cumplan motu proprio las tres propuestas anteriores, porque dudo mucho que ninguno de los actuales se haga el hara-kiri. El sistema político español está podrido y requiere medidas extremas de cirugía
Pero aún hay esperanza. Hasta la próxima.