jueves, 25 de octubre de 2012

Homicidio a Europa: 5 años perdidos...

Hacía ya más de un mes desde mi última entrada en este blog, y de una parte, por la campaña electoral de las elecciones al Parlamento Vasco, y debo confesarles que de otra, por la vendimia y trabajos de vinicultura relacionados, no he podido disponer del tiempo necesario para trasladarles mis reflexiones sobre lo que he estado leyendo últimamente y sobre los últimos acontecimientos económicos y sociales en España, Europa y resto del planeta, especialmente de los Estados Unidos.

Con retraso conseguí a través de la web del think-tank Brueghel de Bruselas, un artículo muy  interesante de Paul de Grauwe, fechado el 19 de mayo de 2010, con título Fighting the Wrong Enemy (Luchando con el enemigo equivocado). El argumento central del autor se basa en la estupidez las principales instituciones comunitarias que se obstinan en montar severos controles contra malas prácticas económicas por parte de los Gobiernos comunitarios, pero no muestran el menor interés por desarrollar mecanismos para solventar las crisis económicas que pueden (y seguro que han podido) llegar a darse. Nos dice de Grauwe con un símil de lo más acertado, que la situación es equivalente a creer que seguir escrupulosamente las recomendaciones de los Servicios de Prevención de Incendios, hace innecesario dotarse de un Servicio de Extinción de Incendios. Como resultado, nuestra Comisión Europea decidió no dotarse de mecanismos correctores y así nos ha ido.

A todo esto podemos añadir el enorme error cometido al no hacer un seguimiento escrupuloso, en su cuadro de indicadores básicos, de la deuda del sector privado de cada Estado, y sobre todo de la parte del sector bancario europeo. Lo decía el autor del artículo citado hace dos años y debemos reconocer que de Grauwe tenía razón y que la Comisión se equivocó.

Insistía en aquella primavera de 2010, justo cuando el último gobierno de Zapatero dobló la rodilla ante el Consejo y la Comisión Europea, que los gobiernos de España y de Irlanda que estaban en problemas, no eran culpables, que en realidad, el sector privado de ambos países era el que estaba endeudado hasta las cejas, principalmente por la "facilidad prestadora" de la recién recuperada economía alemana que no sabía dónde emplear su elevado superávit por cuenta corriente. Es más, tanto Irlanda como España eran los alumnos más destacados de la clase en cuanto a reducción del porcentaje de deuda pública respecto al PIB citando una bajada de un 60 a un 40% para España y del 43 al 23% en el caso de Irlanda. Lo estaban haciendo muy bien, pero en ese fatídico mayo de 2010, la Comisión liderada por los gobiernos más neoliberales de centro-europa que hayamos conocido en este continente desde la etapa de Thatcher al frente del gobierno británico, metió a todos los países de Sureuropa en el mismo saco y los condenó sin pruebas y sin reconocer sus propios errores. Entre ellos, tenemos que citar su escasísimo afán por controlar los excesos del sector privado, y la alegría demostrada en situar grandes remesas de miles de millones euros en inversiones en el Sur de Europa sin garantías de ninguna clase, acudiendo ávidamente al mismo panal de rica miel inmobiliaria en el que se encontraban las economías recalentadas de Irlanda y España, y en menor medida de Grecia y Portugal. Demasiados pecadores, pocos arrepentidos y ninguna absolución.

Ha quedado demostrado que unos no supieron y otros no quisieron impulsar inmediatamente, tras el lanzamiento del euro, una Unión Bancaria, ni una unión Fiscal. Ahora nos vienen con ello (en la primavera de 2012 comienza a hablarse y ni siquiera en octubre está nada en marcha), después de haber arruinado las economías de los países del Sur, y después de haber sostenido una campaña mediática dirigida contra la "flojedad" de los sureuropeos, origen del malestar de su ciudadanía, en una huida hacia ninguna parte, en lugar de relanzar los principios fundadores europeos de solidaridad. Qué ironía que estos malos gobernantes europeos acudan a Oslo a recoger el Premio Nobel de la Paz; unos gobernantes que actúan con una cortedad de miras que raya en el homicidio a la propia Europa, totalmente alejados de sus ciudadanos, encastillados en sus oficinas de Bruselas y Berlin, incumpliendo sistemáticamente lo que el propio Tratado de la Unión Europea dice en su artículo 10.3 ("Las decisiones serán tomadas de la forma más abierta y próxima posible a los ciudadanos").

Y peor aún es conocer que la cumbre europea del 18 y 19 de octubre, hace unos días por tanto, terminó de nuevo posponiendo el cambio de rumbo drástico de las políticas europeas que nos están conduciendo al abismo, en una cordada infernal de países pequeños y mayores al final, de los que consiguen arrastrar finalmente a los más voluminosos. Sólo hay que leer las conclusiones de esa cumbre (puede seguirse este enlace para facilitar su lectura Conclusiones de la pasada cumbre europea del 18 y 19 de octubre de 2012 ), para darse cuenta de que no hay nada que hacer con los actuales gobernantes neoliberales que controlan el Consejo Europeo. El Parlamento Europeo es un convidado de piedra sin poder decisorio alguno. Minorías mayoritarias nacionales (cuando las hay) controlan los gobiernos de sus Estados y dirigen este entramado político-institucional pseudo-democrático en el que han convertido una maravillosa idea, un apasionante proyecto de vida en común, llamado Unión Europea.

Comentaba de Grauwe hace ya más de dos años que el problema de la eurozona era la ausencia de una unión política suficiéntemente fuerte en el que estuviera embebida la unión monetaria. Esta unión política debería asegurar la coordinación de las políticas económicas y presupuestarias para prevenir las grandes divergencias  que han emergido en la eurozona, y que implicaba que hubiera listos para utilizarse mecanismos de transferencia de fondos suficientes para resolver las crisis financieras. Según de Grauwe la solidaridad mútua no puede evitarse en una unión monetaria, incluso si esto implica ser solidario con los "pecadores" (aunque también creo que deberíamos aplicarnos el pasaje evangélico de la pecadora perdonada. , estoy de acuerdo con él, y mucho más aún cuando se intenta, se pretende socializar las consecuencias económicas de no haber podado a tiempo la exhuberancia irracional de los mercados inmobiliarios de España e Irlanda, construidos con deuda privada de bancos alemanes, es decir , aportada por quienes ahora no quieren someterse a las reglas del mercado privado, en el que las deudas privadas se resuelven en el ámbito privado del derecho mercantil de los estados deudores. En España esto se regula con los procedimientos de concurso de acreedores, suspensiones de pagos y declaraciones de quiebra, donde están debidamente regulados el monto y la preferencia de los acreedores en el momento de repartirse lo que quede de los activos de la empresa quebrada. No vale ahora con acudir a papá Estado Alemán y a mamá Comisión Europea para exigir que sean los no-deudores españoles los que tengan que hacerse cargo de devolver préstamos no solicitados por la inmensa mayoría de ellos y en el que el Gobierno Español de Rajoy parece decidido a no convocar un referéndum para preguntarnos si debemos o no salvar a la banca española que se encuentre en quiebra técnica.

Por tanto, siento traicionado mi espíritu europeo hasta extremos que jamás hubiera llegado a pensar. Contemplo estupefacto como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento le han dejado cojo de repente, y en su ruidoso traqueteo deja claro que la palabra Crecimiento ha quedado olvidada en este largo camino de traiciones y engaños al espíritu europeo que comenzó en Lisboa. Hace ya mucho tiempo que hemos dejado de hablar y por tanto de debatir y de impulsar la idea de una Constitución Europea. Sólo observo que hay algunos gobiernos que se creen mejores que otros, que no entienden que desunidos somos mucho más débiles, que somos irremediablemente interdependientes y que la testarudez centroeuropea en intentar obtener el pago de una deuda privada convirtiéndola en deuda pública sólo conduce a la muerte tras una larga y penosa espiral descendente de encogimiento económico y déficit fiscal continuado por incumplimiento sistemático de las previsiones de ingresos por impuestos y tasas públicas. Nos han traicionado, nos han engañado y quienes nos gobiernan aquí no se lo quieren explicar con claridad a la nación española porque, a su vez, una situación como ésta es ideal para "ajustar cuentas" domésticas con 7 años de un progreso social desconocido en España destruyendo la herencia de los gobiernos socialistas de Zapatero entre 2004 y 2011.

Llegados al apartado de las propuestas, como es obligatorio en cualquier entrada de este blog, propongo la fundación de una alternativa ciudadana europea que frene a las oligarquías neoliberales que controlan las instituciones europeas y que de paso a un auténtico Parlamento Europeo con capacidad decisoria real. No podemos seguir así. Ya son nada menos que 5 años perdidos. Nos va en ello el futuro, nuestro futuro como continente en el siglo XXI.







Obama, vente para Europa!!

Parafraseando le letra de una vieja canción popular española que rezaba "vente pa'España tío", me sirve para dar la bienvenida al sentido común macroeconómico, al menos en Estados Unidos.




Cálculo reservas mínimas

Países de la zona euro

El Banco Central Europeo fija para todos los países de la zona euro unas reservas mínimas que han de cumplir todas las entidades financieras, que se calcula multiplicando el coeficiente de reservas de cada categoría de pasivo, que es por tanto distinto en cada tipo de depósito, por el saldo de los pasivos citados.2 3
  • Depósitos a la vista, a plazo inferior o igual a dos años o disponibles con preaviso inferior o igual a dos años. Valores de renta fija con vencimiento inferior o igual a dos años. Instrumentos del mercado monetario: Coeficiente desde 2012, 1%.
  • Depósitos a plazo superior a dos años, disponibles con preaviso superior a dos años o cesiones temporales. Valores de renta fija con vencimiento superior a dos años: Coeficiente de caja del 0%.
  • Pasivos frente a otras entidades sujetas al sistema de reservas mínimas del Eurosistema o frente al BCE y a los bancos centrales nacionales: Excluidos de la base de reservas.